COMO – Lombardía

Estando en Gravedona, después de desayunar fui a tomar el bus para ir a la ciudad de Como, que queda a 55 kilómetros.
La ciudad le dio el nombre al Lago di Como, que es de origen glacial, largo y estrecho, mide 50 kilómetros y es el más profundo de Europa, con más de 400 metros. Rodeado por los Alpes sus vistas son maravillosas.
Lugar amado por poetas como Virgilio, Sthendal, Franz Lizst y tantos otros. Verdi escribió La Traviata, aquí en la localidad de Cadenabbia.
El itinerario bordeando el lago discurre entre bellos jardines y villas que muchas de ellas se han convertido en hoteles. En este lago uno se vuelve a encontrar con el placer de vivir… tan raro en estos tiempos. El paisaje es apacible e invita a soñar, la gente amable y siempre dispuesta, poco ruido de autos, si algunas motos.
Algunas de las Villas más famosas y bellas son Gran Hotel Villa D´Este, Villa Balbianello, Villa Carlotta en Tremezzo, con más de cinco hectáreas, tiene magníficos jardines de azaleas y gran variedad de árboles que, si tienen la suerte de verlos florecidos, parecen una enorme cascada de colores. Se cuenta que la magnificencia de Villa Carlotta se debe a la rivalidad de su vecino que levanto otra residencia de verano en la orilla opuesta. Cada vez que uno añadía algo a su Villa o al jardín el otro lo tomaba como una afrenta personal. Una de las más bellas esculturas del Canova: Cupido y Psique se encuentra allí. La Villa en la orilla opuesta es Villa Melzi.
El pulman panorámico va por la costa y llega en una hora cuarenta. Increíble como manejan. Me pregunto por qué no harán esos buses unos centímetros más angostos. De Gravedona a Como hay unos pueblos en los que la calle es tan angosta que tienen que cerrar los espejos. Por suerte esos tramos son mano única.
Para los cholulos, en el pueblo de Laglio tiene su Villa George Clouny, sobre el hermoso lago de color verde intenso.
La ciudad de Como es muy grande, pero la parte antigua, con una planta de diseño romano, es pequeña. Hay varias placitas, unas cuantas iglesias, lindos negocios, muchos bares y restaurantes. Es fácil de recorrer y muy amigable y hay gente elegante (incluso algunos turistas como yo, jaja).
La Plaza Cavour es el centro de la parte antigua. Allí cerca se encuentra el Duomo, que es del año 1396 y se puede decir que se terminó de restaurar en el año 1740. Es de estilo gótico renacentista, muy hermoso y tiene la particularidad de tener grandes gobelinos que separan las dos naves, creo son ocho. El cielorraso está pintado de azul con estrellas y un sol. Hay dos órganos enfrentados enormes, ¡El púlpito de madera tallada como para varios disertantes!
Es una bellísima iglesia. Justo cuando esta frente a ella las campanas se echaron a volar con un sonido cristalino.

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Delante del Duomo hay varios bares y no se puede empezar ninguna visita sin tomarse esta deliciosa bebida de color marrón oscuro.
Ya repuesta, me encaminé hacia el corazón del barrio medieval a la plaza de San Fedele donde se encuentra la iglesia románica, Sant´ Abbondio, del año 1000.
En una de las esquinas de la plaza quedaron algunos restos de la antigua edificación medieval de la ciudad.

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Como Bar

Como San fedele
Me quedé a almorzar en la plaza, con vista a la iglesia, tan antigua y subyugante. El espacio reducido que alberga la iglesia y los edificios muy apretados entre sí, nos hace sentir como en el patio de nuestra casa.

Comí un plato de pastas y de postre unas masitas típicas con café.
Caminando, caminando. pasé frente a la carnicería , Gatti en Vía del Adamo di Pero, que parecía una joyería, tenía una colección de trofeos que había ganado.

Como macelleria

Como macelleria gatti

Cerca de la plaza está la Porta Torre del año 1192, que formaba parte de la muralla que rodeaba la ciudad.
Hay un edificio que desentona bastante: es la ex Casa del Fascio del año 1932. Es una construcción cuadrada y sin ningún adorno, típica de la época de Mussolini.

Como Porta torre

Como porta torre exterior

Como casa del Fascio

El viaje de regreso fue divertido. En el primer asiento se sentó una chica que desde antes que saliera el bus estaba charlando con el chofer. Yo estaba en el segundo asiento.
En la siguiente parada sube un hombre y a los gritos, saluda al chofer y se sienta adelante mientras le empieza a hablar. Parece que se conocían. El pasajero le preguntaba, siempre en voz re alta, ¿no estás casado?, ah entonces no tenés a nadie, el chofer le contesta que tenía una tortuga, que se llamaba Anastasia, y que la bañaba todos los sábados. El tenor de la conversación era desopilante. El pasajero le pregunta si le gustaba la playa y si sabía nadar, el chofer le contesta que no sabe nadar, el pasajero le dice bueno ya es hora de que empiece, el chofer, pero a mí no me gusta, bueno, pero tenés que aprender porque te podés ahogar.  Después le dice que se tiene que buscar novia para tener hijos, porque la tortuga no le habla.
Me había agarrado un ataque de risa que no sabía dónde esconderme. Siguieron así por más de media hora, aunque por suerte se bajó a mitad de camino. Estas situaciones se suelen dar en muchas ocasiones, en estos pueblos pequeños, recuerdo algo parecido en Amalfi y en la isla del Giglio.

En la ciudad de Como hay muchas cosas interesantes para ver y muy buena gastronomía para degustar. Yo estuve menos de un día pero, a mi entender, vale la pena visitarla con algo más de tiempo, porque la parte fuera de la muralla es muy linda.