Dejaba Corvara para ir a Cortina D’Ampezzo, un lugar mítico para esquiadores. Desde aquí queda a 36 km.
Mi amigo el GPS dice que se tarda 1,10 horas. Yo tardé bastante más porque pare un montón de veces a sacar fotos, tomar café y equivocarme, pero gracias a eso fui a un lugar como de fábula del hobbit.
Parte del camino ya lo había hecho, pasa por La Villa, donde hay una pista de Slalom Gigante, La Risa, pero les aseguro que no es ninguna risa, más bien de miedo, donde se compite la copa del mundo.
El camino obviamente en subida, pasa por pequeño y pintoresco pueblo de San Casciano y su hermosa iglesita de pastelería, y desde allí al Passo Valparola
El tiempo estaba feo, lloviznaba y había niebla, a medida que ascendía empeoraba y empezó a neviscar. Me detuve a sacar una foto de un altar de montaña. Todavía no me había bajado y paró un auto para preguntarme si todo estaba bien.
Antes de llegar al paso hay unos paisajes que dejan sin aliento. Saqué un millón de fotos, pero nunca hacen honor a lo que se ve.
Llegando al paso me encontré con un cartel que decía «Comunidad de montaña Agordina, hongos recolección regulada».
El refugio del Passo Valparola está a 2168 metros. Hacía mucho frio, todo blanco, y el pequeño laguito estaba helado, el cappucino me vino muy bien.
Al salir me encontré con un grupo con motos BMW. A mí me gustaron siempre las motos, estas eran hermosas. Estas rutas son el paraíso aún en invierno para los amantes de ellas.
A pocos metros se encuentra el museo de la Gran Guerra, así se le dice a la primera guerra mundial.
Estando aquí con mi ropa abrigada y auto calentito, se me estrujaba el corazón de pensar como luchaban en estos lugares desprovistos de todo. ¡Que insensatez la guerra!
Habré estado distraída y fue así que en un cruce seguí al auto de adelante y doble a la derecha, debía ser a la izquierda. En otro cruce el GPS me decía doblar, pero el camino me pareció raro. Le pregunte a uno que estaba haciendo picnic en el desvío y me dijo que iba bien. Creo que mi italiano no lo entendió.
El camino desterrado, y angosto lo cruzaba un arroyo con un puente de madera que me pregunte si aguantaría, más adelante otro arroyo con una rueda de molino. Después de los arroyitos en una vuelta del camino apareció una mole como de cinco pisos.
El Castello de Andraz, de una arquitectura particular, estuvo rodeado de una muralla, las primeras noticias que se tienen son del año 1000. Después en el año 1221 fue dado a una familia italiana hasta que en el año 1416 paso a ser una prisión militar. En ese período el obispo, teólogo y filósofo Nicola Cusano decidió pasar un tiempo de reflexión en este seguro castillo. Decidí saber algo acerca de este filósofo que vivió entre los años 1401 al 1464, y es considerado el padre de la filosofía alemana y el uno de los primeros filósofos del pensamiento moderno. Personaje muy interesante.
El castillo fue muy dañado durante la primera guerra.
Me alegré mucho haberme equivocado, porque el lugar es fantástico, neblinoso, frío, y solitario, casi surrealista. Después del castillo unos metros más adelante había unos establos y una casa y allí se acababa el camino.
La localidad es Livinallongo del Col di Lana, hasta el nombre es poético.
Tardé diez minutos en volver hasta el cruce. Me estoy amigando con las curvas. Llovía. Debía ir hasta el Passo Falzarego, está a 2117 metros, a 42 km de Cortina D’Ampezzo y a 1 hora. Los tornanti (zig zag) son 34 en una vertiente y 48 en la otra, ¿qué tal? ¡Digan que ya me estaba acostumbrando! Casi me gustan jaja.
Por supuesto tarde media hora más porque pare a admirar el maravilloso paisaje del que ya me había enamorado. Estas montañas son hermosas, perfectas, maravillosas, bellas, fabulosas, pocos lugares me han impresionado tanto como estos paisajes. En el año 2009 la UNESCO las declaró patrimonio de la humanidad, bueno creo que casi toda Italia lo está.
El nombre de Dolomiti, es por el naturalista francés Deodat de Dolomieu, que estudio su geología, se las llamaron así recién a partir de 1791, antes eran conocidas como Montes Pálidos, debido a la composición de sus minerales. Hace 250 millones de años estaban sumergidas en un mar tropical, emergieron hace 70 millones de años (apenas ayer). En las horas del amanecer y atardecer la «dolomía» (mineral) toma un color que va del rosa al rojo fuego, a este fenómeno se lo llama «enrosadira».
La leyenda cuenta que el Rey Laurino tenía en el Monte Catenaccio un hermoso jardín de rosas. Un día el
Rey de Latemar tuvo curiosidad por ese jardín en un lugar tan inhóspito y fue a verlo. En el encontró a la hija del rey y quedó prendado de su belleza y la rapto. Laurino desesperado hecho una maldición sobre sus rosas ordenándolas no florecer más ni de día ni de noche, olvidándose de las horas del amanecer y el atardecer. Desde aquel día y en esas horas los hombres todavía pueden gozar del rosa de las Dolomiti.
Cortina D’Ampezzo, esta situada en la región del Veneto, a 157 km de Venezia. Es una ciudad con charme, elegante, dedicada a los deportes tanto invernales como de verano. Preciosos edificios alpinos, iglesias con su típica cebolla de cobre, negocios como el de Valentino, con una alfombra roja hasta la calle. Cerré los ojos y me imaginé esto en plena temporada. ¡Tendré que venir! El centro es todo peatonal.
El hotel Villa Neve, nada especial, pero está muy bien ubicado con estacionamiento cosa muy importante en Italia.
El desayuno del hotel bastante bueno al igual que el cuarto. Me quede tres noches y la verdad que la zona es tan hermosa que me hubiera quedado una semana.
Tenía hambre, me recomendaron un restaurante muy cerca del hotel, El Bronsin, en Vía Roma 47. La comida muy buena, la dueña una cocinera conocida localmente, escribió un libro con sus recetas. El menú muy tentador con las especialidades locales. Pedí una tabla con spek y distintos panes, luego «cansuziei» son como ravioles rellenos de remolacha y spek, condimentados con manteca y salvia, deliciosos y muy particulares.
Me quede charlando con el dueño del restaurante que reconoció mi acento y quería saber de la Argentina. Estaba bastante informado.
Eran alrededor de las 15,30 y todavía no había visto nada de Cortina, había viento y hacía frío, pero el día estaba lindo y me moría por conocer esa ciudad mítica en el ambiente alpino, cuna de grandes escaladores y competencias de ski.
Cuenta con 120 km de pistas para todos los niveles, 34 medios de elevación, 70 km para ski de fondo, ademas de pistas para snowboard. Aquí encontrarán lo que quieran y del mejor nivel de modernidad.
En el año 1956 fue sede de las Olimpíadas Invernales, a partir de allí se la empezó a conocer como La Perla de le Dolomiti (ya se habrán dado cuenta como les gusta a los italianos ponerle adjetivos a los lugares y a las cosas).
Contribuyó a su fama además del magnífico paisaje, que se filmaran en el año 1963 «La Pantera Rosa», y en el año 1981, la película de James Bond con el actor Roger Moore, «Sólo para tus ojos».
La historia de la ciudad comienza en tiempos del paleolítico. Fue conquistada primero por los romanos, una vez caído el imperio romano fue invadida por los longobardos alrededor de los años 500 d C. En el año 572 los habitantes de Cortina le imploraron a la Virgen protección contra las barbaries de los longobardos y la Virgen produjo el milagro en detenerlos. Luego de los longobardos los siguieron los galos con Carlo Magno. En el año 1420 quedó bajo el dominio de la Republica Sereníssima di Venezia. En 1531 fueron los Augsburgo a dominarla, y así de guerra en guerra y pasando de invasor en invasor, fue que tuvo su renacer en el invierno de 1907, cuando la nobleza del norte de Europa, ingleses, franceses y americanos la convirtieron en su lugar de preferencia debido a la gran belleza de sus paisajes. Uno de ellos fue el rey de Bélgica Alberto de Sajonia que fue de vacaciones y se enamoró de Cortina y sus Dolomiti (¡igual que yo!) y no dejo de ir tanto en invierno como verano, ya que era un apasionado del alpinismo.
La familia real italiana, el Rey Umberto II y la Reina María José hicieron de Cortina un lugar de su preferencia.
Durante la primera guerra, año 1914, Cortina fue un centro de cruentas operaciones militares.
Es cuna de grandes alpinistas y escaladores, seguramente alguno de ustedes recordara Walter Bonatti (1930-2011), fue periodista y alpinista, considerado uno de los mejores de la historia. Realizo varias ascensiones en los Alpes, Himalayas y la Patagonia.
Otro alpinista nacido aquí es Lino Lacedelli, que en el año 1954 fue el primero en escalar la segunda montaña más alta del mundo el K 2, con 8611 metros. El monte Everest mide 8848 metros.
Otra leyenda del alpinismo es Reinhold Messner, (1944) fue la primera persona en el mundo en escalar las 14 cumbres de más de 8000 metros SIN OXIGENO, el Nanga Parbat fue el primero. Siendo muy joven perdió varios dedos de los pies por congelamiento. En el año 1980 ascendió en solitario el monte Everest.
No los voy a cansar con más nombres, el tema me apasiona, será porque me gusta la nieve, las montañas y el ski.
El Duomo, es magnífico, su perfil tiene como fondo de las montañas nevadas. Está en la Piazza Roma, a un costado de la Vía del Mercato, con edificios como el Hotel Concordia con pinturas en su frente, el Post y tantos otros. Pocos negocios abiertos y solo uno o dos bares.
Me senté el bar Lovat, Corso Italia 65, que tenía una buena pastelería y además Wifi. Estaba ideal para cappucino y una factura.
Apenas saliendo de la ciudad se puede ver la cadena Cinque Torri por un lado y del otro el monte Cristallo.
Al volver de Pieve di Cadore, estaba cansada y no quería caminar así que fui al restaurante al lado del hotel, El Puente, la comida nada especial, sopa de verduras y los famosos canerderli (que me gustan mucho), pero nada que ver con los que había comido en Brunico, tome un vino local.
Cortina D’Ampezzo esta muy bien ubicada si uno quiere recorrer los pueblos vecinos. Como Pieve di Cadore, Cibiana, Lago Misurina, San Candido y a unos pocos km esta la frontera con Asustria y el lindo pueblo Lienz.
Desde aquí ire a Bassano del Grappa,
Espero volver si Dios quiere, porque me enamoré de estas montañas.