Dejamos Martina Franca y seguimos a Locorotondo que queda a 6 km. y están situadas una frente a la otra separadas por el Valle d’Itria, a 400 metros sobre el nivel del mar.
En la entrada del pueblo había más de 50 Vespas todas rojas que eran de un club de Bélgica, que recorrían Italia. Increíble como esa motito tiene fans en todo el mundo.
Ni bien entramos a la ciudad, parecía haber llegado a Grecia, ¡todo blanco, callecitas angostas, flores, iglesias enormes! No se puede creer como trabajaban y cuantas construían.
El pueblo mantiene casi intacta la forma circular con sus casas de dos o tres pisos con los techos a dos aguas. De allí el origen del nombre “Loco” que en italiano quiere decir lugar y “Rotondo” redondo.
Los descubrimientos arqueológicos ubican a este lugar con asentamientos entre los siglos III y IV a C. La fundación del pueblo actual se menciona por primera vez en un documento del año 1089, donde se hace referencia a la fundación de la Badia di Santo Stefano, en Monopoli y de un Casale San Giorgio que se lo identifica con Locorotondo.
Fue en época feudal y durante el Reino de Aragón cuando se construyó la muralla y el castillo
A Pirro del Balzo en el año 1481 se le atribuye la construcción de uno de los monumentos más importantes y el más antiguo, la iglesia de estilo románico Madonna Della Greca. Es pequeña en comparación con la de San Giorgio, pero es muy hermosa.
Se encontrarán con rincones íntimos a pesar de que están en la calle, que invitan al ensueño, como este.
En el centro de la ciudad en la Piazza Grande, la iglesia principal dedicada a San Giorgio Martire del año 1790, de estilo neoclásico, con una enorme cúpula de 35 metros.
Como era lunes cerraban temprano de manera que no conseguimos tomar un café, o un vino blanco espumante DOC, famoso de esta zona.
Este rincón lejano en la bota italiana, tiene un encanto particular de cuento de hadas y duendes. Lo encontraran muy bello y sorprendente, su gente amable y sonriente como el sol que brilla constantemente.
Los sabores locales son intensos y de colores brillantes, tomates, el peperoncino, aceitunas, verde aceite de oliva, cerezas oscuras como la noche y dulces como el amor. La pasta famosa es le orechiette, y el pan hecho con trigo de grano duro. La carne de cordero asada. La ricota dura, y la mozzarella ahumada, obviamente crearon un buen vino para acompañar esas bondades, y paro acá porqué sino ya voy a sacar un pasaje para no volver.
Locorotondo figura en un listado de los Borghi Piu belli d’Italia. No duden en darse una vuelta, les va a encantar.