El castillo de Santa Severa se encuentra en la localidad de Santa Marinella en la región del Lazio a orillas del mar Adríatico. Queda a 56 km de Roma y a 41 Km de Anguillara.
La mejor vista para ver el Castillo es desde el mar, donde sus cimientos parecen nacer de él. Nosotras lo vimos desde la playa y se tiene una linda vista.
En el castillo hay un hotel con pocas habitaciones muy lindas y una decoración moderna.
Llegando desde la calle, como nosotras, que veníamos en auto desde Anguillara, nos encontramos con la puerta de la primera muralla del año 1700, atravesando la cual está el pequeño borgo medieval de callecitas de piedra, los arcos que unen las construcciones entre sí y la iglesia dell’Assunta nos retroceden en el tiempo.
Después de este conjunto de casas hay otra puerta en una segunda muralla del año 1500, y restos de un foso que precede al tercer anillo defensivo constituido por torres y murallas con almenas, mandado construir por la familia Orsini.
Del borgo medieval que rodea al Castello di Santa Severa, la primera documentación escrita es del año 939. El castillo fue levantado sobre la ciudad etrusca portuaria de Pyrgi del siglo III a C. El castrum romano de Pyrgi estaba circundado de murallas de forma poligonal, y estuvo poblado hasta el siglo IV y V d C.
En época medieval fue cuando surgió el borgo.
En excavaciones relativamente recientes, en el Santuario de Leucothea se encontró una lámina de oro con inscripciones en las lenguas etrusca y cartaginesa. Se la puede ver en el Museo adyacente.
En el año 1068 se sabe que el castillo y la iglesia fueron donados por el conde Gerardo di Galeria a la Abadía di Farfa.
Entre los siglos XIII y XIV, paso por diversas familias nobles entre ellas los Orsini, que hicieron construir la muralla a continuación del castillo, y a los Anguillara en el siglo XV.
En los siglos XVI y XVII fue el lugar preferido por los papas como lugar de descanso.
Durante la segunda guerra mundial a pesar del estado de abandono el castillo fue utilizado por los alemanes como base de operaciones.
En el año 2017 se inauguró el Museo del Castello di Santa Severa, que, junto con el Museo del mar y la navegación antigua, son un polo de museos cívicos.
Del antiguo Castello de los Condes de Tuscia (Años 700-800) no queda casi nada, lo que se ve ahora de planta cuadrangular con cuatro torres dos rectangulares y dos cilíndricas y el maschio (macho, así se llamaba la torre de mayor altura que las otras en las construcciones medievales, donde solía haber habitaciones y era el último lugar de refugio en caso de ataques), esta construcción es del año 1500. Este maschio de forma redonda se llama Torre Saracena y se encuentra unido al complejo por un puente de madera. La torre fue edificada en el siglo IX, mide 20 metros y tiene una superficie interna de 800 metros. Subimos hasta arriba por una angostísima y empinada escalera caracol, desde donde se tiene una vista espectacular. Estos constructores hacían maravillas.
En la Rocca, en lo que era una antigua Domus romana (casa romana) pudimos ver en 3D la reconstrucción del castillo. Es una hermosa experiencia, sobre todo considerando la belleza del lugar que se ve recreada con el puerto etrusco a nuestros pies y el turquesa maravilloso del mar. Si tienen tiempo les recomiendo el show.
En el conjunto de edificios y plazas se puede encontrar vestigios de lo que fue la vida en el borgo.
En el centro del Piazzale delle Barrozze, se puede admirar una fuente realizada con tres grandes ruedas de un molino de aceite.
En esta plaza vimos una representación de un grupo tradicional renacentista, muy buena.
Es un borgo que todavía hoy tiene el encanto de un lugar suspendido en el tiempo. Y les aseguro que parecía cierto, ese día había representaciones teatrales en trajes de época, danzas y coros en las plazas. En nuestro afán de no perdernos nada corríamos de un lugar a otro.
En la Piazza delle due Chiese, hay dos iglesias, una dedicada a Santa Maria Assunta y la otra a Santa Severa e Santa Lucia y también un antiguo baptisterio.
En la Piazza della Rocca se encuentra la iglesia más antigua, de época paleo cristiana de la mitad del año 400, pero no se puede visitar. posiblemente dedicada a la mártir Santa Severa.
Este pequeño borgo con el hermoso castillo a orillas del mar fue una verdadera sorpresa, valió la pena el viaje.
Ahora iríamos a almorzar a Ceri, a 32 km, ya saben los italianos recorren distancias para ir a comer, y nosotras nos lo teníamos bien merecido lo teníamos.