COLLONATA – Toscana

Desde la cantera de Massa Carrara unos 8 kilómetros más arriba (el camino siempre puede ser más empinado), está el pueblito de Colonnata, de solo 350 habitantes, donde hacen el famoso «lardo di Colonnata.

Se llega a un espacio milagrosamente plano donde se deja el auto. Luego se sube un poco más y se entra al pueblo.
Recorrí todas sus callecitas, que más bien son pasillos con escalones o rampas, fui a la iglesia dedicada a San Francesco y al monumento al trabajador de las canteras, hecho sobre un balcón que mira a las montañas y desafía la gravedad.

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La idea había sido probar ese famoso lardo en su lugar de origen. Les contare brevemente en que consiste este fiambre cuyo origen se remonta a la época de los etruscos y romanos y se produce como entonces en esta zona de la Toscana.
Se obtiene de la parte grasa del cerdo. Se procede a colocar en el fondo de recipientes rectangulares de mármol hojas de romero, ajo, distintas especies y aromas, luego se acomodan los trozos de la carne, que van de 250 gramos a 5 kilos, alternando con los aromas y la carne hasta llenarlo, luego se cierra con una tapa también de mármol y se deja estacionar de 6 a 10 meses. El resultado es un fiambre (tipo panceta) húmedo de color blanco rosado, de sabor delicado casi dulzón, que se come solo cortado en fetas muy finas o utilizado en distintos platos. Me gusta mucho, si vienen a esta zona o a Italia, no dejen de saborearlo.
Y ahora a comer! de manera que paré en el «Lard rock cafe», Vía Fossacava 12, (la dirección es innecesaria no se van a perder), está ubicado en un espacio que parece una placita y es más bien un patio comunitario.  Pedí un «tagliere de salumi e formaggio, vino local», una tabla de fiambres y quesos. Todo muy rico y la particularidad es el pan con que lo acompañan, es una masa muy sutil frita. En otro bar tipo vinería tome un buen café para despertarme porque el camino de regreso es algo sinuoso, aunque ya no me asusta.

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Volví pasando por Marina di Carrara para ver los depósitos de mármol en el puerto y la estación de tren, eran impresionantemente grandes al igual que la maquinaria. Desde este puerto se envía a todo el mundo ya sea en bloques para tallar o en láminas, esta piedra bellisima famosa desde hace milenios.