Llegamos desde Segesta a Selinunte, que descansa entre verdes campos que llegan hasta ese mar azul profundo, en la costa suroeste de Sicilia.
Aquí, si son fanáticos de la arqueología se darán un festín. Esta ciudad fue griega, luego púnica y ante la amenaza de la invasión romana decidieron destruirla y abandonar todo lo que habían creado.
Los griegos la llamaron Selinus, fundada alrededor del año 651 a C. en la desembocadura del río Selinunte, donde crece el apio salvaje “selinon”, que le dio el nombre.
Fue una de las más importantes ciudades de la Magna Grecia por su posición privilegiada que le permitía el control del tráfico marítimo. En sus solo 200 años de existencia llegó a tener 25 mil habitantes debido a la migración de pueblos vecinos.
Debido a la potencia y a la riqueza que poseían, construyeron numerosos templos dóricos tanto dentro como fuera de las murallas.
Con la llegada en el año 410 a C. a las costas sicilianas del cartaginés Aníbal, que viene en ayuda de Segesta que estaba en continuas disputas por las tierras con Selinunte, con un ejército de 100.000 hombres (se imaginan la flota como sería, que organización era necesaria y que disciplina) la asedia durante 9 días, la derrotan y gran parte de la población es ejecutada.
Mis ojos no podían creer lo que veían y mi imaginación trataba de imaginarse como había sido esa enorme la cantidad de templos que miraban al mar y los restos diseminadas por la verde pradera que contrasta en el fondo con el azul del mar.
El parque arqueológico de Selinunte ocupa unas 284 hectáreas, y es uno de los más hermosos exponentes de la civilización clásica. Figura entre los parques arqueológicos más importantes del Mediterráneo con la más extraordinaria cantidad de ruinas.
Se cuentan más de 8 templos, necrópolis, santuario, además de las murallas conservadas en parte, donde en algunos casos tienen un espesor de 6 metros.
Les voy a describir solo dos templos porque sería muy largo, y en caso de ir ya tendrán todas las explicaciones de los mismos y en cómo se divide el parque.
Los templos están nombrados por letras (D, A, O, F, el G, M el E podría haber sido en honor a Hera) ya que no se sabe a ciencia cierta a que divinidad pertenecieron.
El Templo C, construido en el siglo VI a C. es el más antiguo de la ciudad, y el estar ubicado en el centro de la acrópolis nos da idea de su importancia. De estilo dórico, tiene 6 x 17 columnas y doble hilera en la fachada. Mide 23,8 x 63,75 metros. Las columnas tienen un diámetro en la base de 1,94 metros y 8,62 de altura. El templo estaba decorado con terracota de colores. Se calcula por las cerámicas que es del año 600–550 a C. Debe haber sido una hermosura, entrecierro los ojos y me lo puedo imaginar. Pudo haber sido dedicado a Apolo.
El Templo E, suponen podía ser de Hera. Se construyó en los años 465 – 450 a C. de estilo dórico. Conserva las 42 columnas, de 6 x 15 de lado. Mide de 67,82 metros por 25,32. Un terremoto lo destruyo, fue levantado nuevamente y es el más sugestivo, majestuoso y mejor conservado. Tenía metopas con personajes mitológicos.
Planta del templo.
En el año 1882 un chico encontró una estatua de bronce, que podría ser la representación de Dionisio Yaco. Se la llamo el Efebo de Selinunte, es una figura de un chico desnudo, mide 85 cm de altura. Realizado entre el 480- 460 a C. Es el único ejemplo de estatua encontrado. Se la puede ver en el museo de Castelvetrano, localidad cercana a Selinunte.
Si es que tienen tiempo y ganas pueden hacer una expedición a las Cave di Cusa, la cantera de donde extraían la piedra para los templos llamada calcarenite, allí verán algo increíble, enormes bloques a medio tallar, otros dispuestos para ser transportados a unos 13 km hasta el parque.
La zona parece abandonada como fuera en su momento, queda al oeste de Selinunte en Campobello di Mazzara.
En el mapa de Sicilia podrán ubicar la zona de los parques arqueológicos.
Si vienen en primavera encontraran los campos floridos y una temperatura agradable, en otoño es otra buena fecha, no habrá tanta gente, ni tanto calor.