REGGIA DI CASERTA-Palacio Real-Nápoles

El 21-10-21 Desde Anguillara (que es donde estoy), nos levantamos muy temprano para tomar el tren para ir a Roma Termini y allí tomar el Frecciarossa, tren que viaja a 300 kilómetros. para ir a Caserta y ver la Reggia (Palacio Real). La distancia es de 179 kilómetros.

Carlos II de Borbón, rey de Nápoles en el año 1751, le encargó al famoso arquitecto Luigi Vanvitelli, la construcción de la nueva sede del estado borbónico para el nuevo  Reino de Nápoles. Tenía que ser algo grandioso tal como Versalles. Todo el complejo comprende el Palacio Real, el Parque Real, el Jardín Inglés, el Jardín a la italiana, el Bosque de San Silvestre, el acueducto Carolingio. El estilo que predomina es el barroco y con algo de neoclasicismo. La Reggia di Caserta forma parte desde el año 1997 del patrimonio de la humanidad de la  UNESCO.

La visita a la misma nos deja maravillados por la grandiosidad de la obra y de la belleza que hay en ella. Cada estancia, salón o apartamento está decorado con magnificencia. Los frescos de sus cielorrasos son bellísimos, las arañas son de Murano, las telas y los muebles fabricados especialmente, son espectaculares.

La escalera de acceso al salón de honor es grandiosa y ha servido de inspiración para otras construcciones, construida para demostrar al que llegaba quien era el que allí residía.

Algo digno de destacar es la bella Cappella Palatina, con un increíble altar de oro.
De las mil doscientas habitaciones solo una pequeña partes se puede visitar, pero les aseguro que es más que suficiente.

La galería central que divide los cuatro patios la llaman “el larga vista” por la perspectiva que produce.

Lo grandioso no solo es el palacio, sus jardines son imperdibles, si quieren recorrerlos todos, un día es poco. Nosotras, un poco por el poco tiempo y otro por la lluvia, recorrimos parte del jardín inglés que tiene una enorme variedad de plantas exóticas un laguito llamado de Venus con una cascada. Además un “criptopórtico” ubicado en una antigua cantera de paredes de tufo, con nichos y estatuas, hecho de manera que parecen unas verdaderas ruinas romanas. El jardín fue a pedido de María Carolina Augsburgo Lorena de inspiración romántica. Este jardín contrasta con el jardín a la Italiana ubicado en el Parque Real.

Lo grandioso de este conjunto son las enormes fuentes de agua alimentadas por una cascada artificial traída desde 38 kilómetros por medio de un acueducto llamado Carolino, y sus esculturas.

La “passegiata” paseo desde la fuente de Diana en el inicio de  la cascada hasta la última de las fuentes es de tres kilómetros, vale la pena hacerlos. Los conjuntos escultóricos y los enormes espejos de agua son encantadores. El parque del palacio es uno de los jardines reales más bellos de Europa, rivalizando con Versalles, Aranjuez o Peterhof. El diseño escenográfico concebido aprovechando el desnivel del terreno lo hace espectacular.

El conjunto palatino tiene 1200 habitaciones, 1742 ventanas, 1026 chimeneas, 56 escaleras, ocupa una superficie de alrededor de 47.000 metros cuadrados. Tiene dos fachadas iguales.

Es el palacio real más grande del mundo, con una fantástica historia de sus reinados y de su tiempo de decadencia.

Aunque no lo crean caminamos unos 14 kilómetros entre la visita al palacio, al parque y sus jardines, y es casi una atracción mágica que hace que uno quiera seguir viendo, pero  ya estábamos cansadas y queríamos ir a almorzar, de manera que decidimos ir a Casertavecchia, que queda a unos 11 km, tomamos un taxi que nos costó 25 E y luego nos enteramos que había transporte regular por 1,50 E. En Italia hay que preguntar y preguntar y tal vez negociar jaja. Al regreso para tomar el bus  necesitábamos boletos pero allá arriba nadie los vendía, de manera que nos llevaron gratis.

Almorzamos en el restaurante La Tana del Lupo. Además de cansadas teníamos hambre de manera que pedimos una entrada de brusquetas, quesos fiambres que compartimos, también compartimos unos calamaretis fritos, de postre la Torta de la Nonna y café. Ya repuestas dimos una vuelta por la antigua población de origen medieval.

Tomamos el tren Frecciarossa a Roma y luego otro a Anguillara, llegamos muertas. Yo feliz de poder gozar de tanta creatividad y hermosura. Es un paseo muy recomendable. El costo de la entrada es de 19 E.