La Domus Aurea fue descubierta en el Siglo XV, cuando un joven cayó en una grieta del suelo en la Collina del Oppio. Se encontró en la cueva con paredes recubiertas de brillantes frescos. Estos frescos motivaron el interés de los jóvenes artistas romanos que bajaban con grandes cestas de mimbre para poder estudiar las pinturas. Fue una verdadera revelación de la pintura en la antigua ciudad. Las escenas mitológicas de animales imaginarios al estilo cuento de hadas, inspiro a grandes pintores como Rafael, Miguel Ángel, Pinturicchio, para los frescos de los palacios vaticanos, Castel Sant’Angelo y Palazzo Madama.
Para el pintor Giorgio Vasari y el arquitecto Vitrubio esas decoraciones eran demasiado excéntricas y las catalogaron de grotescas, y de allí el término “grotesco”.
Cuando se descubrieron las pinturas los estucos todavía estaban brillantes, estaban a 12 metros de profundidad, pero pronto se empezaron a desvanecer debido a la humedad del ambiente y acabaron por ser olvidadas.
Recién en 1772 se retomaron las excavaciones. Allí se encontró el famoso grupo escultórico Laocoonte (Museo Vaticano) y las estatuas del Gálata Moribundo, del Gálata Ludovisi y la Venus Calipigia (MAN Nápoles), lo que da una idea de lo grandioso del palacio y su contenido.
La Domus Aurea está situada entre las colinas del Esquilino, Celio y el Palatino. Era un conjunto de edificios, con fuentes, jardines y un lago artificial. El arqueólogo Carandini definió este lujoso y extravagante complejo como “Una Versalles en el corazón de Roma”.
Se empezó a construir en el año 64 después del gran incendio de Roma. Los arquitectos Severus y Celer fueron los encargados y decorada por el pintor Fabullus. Se construyó en poco más de cuatro años. El inmenso complejo incluía pabellones para fiestas, termas con agua normal y sulfurosa, diferentes salones para banquetes. Ocupaba unas 50 hectáreas. En los anales del historiador Tácito dice que el mismo emperador supervisaba y estaba atento a todos los detalles. «Bien! ¡Por fin puedo empezar a vivir como un ser humano! (Dijo Nerón, entrando por primera vez en su Domus Aurea)» (Svetonio, Nerón, 31.2.)
El pueblo romano odiaba la Domus, ya que para su construcción se habían saqueado los templos de Roma y Grecia de bellas estatuas y robado los bienes de los ciudadanos ricos de la ciudad y del imperio.
Después de la muerte de Nerón, aún sin terminar y dañada por un incendio del año 104, fue cubierta de escombros por orden del emperador Trajano. Cosa que contribuyó en parte a su conservación.
En una de las salas nos dieron unos cascos de realidad virtual, donde se proyectaba en 360 como debía haber sido ese palacio de proporciones desmesuradas y de gran lujo que ocupó gran parte de la ciudad.
Solo se visita una mínima parte de las 150 estancias descubiertas, todas recubiertas de bóvedas de cañón corrido de 10 metros de altura. Lo que se puede ver es la magnificencia y grandeza de las habitaciones y salones donde Nerón mostraba su poderío a los que lo visitaban. Frescos, estatuas, fuentes, sistemas de agua y ventilación, un lago artificial y sobre todo el cuidado por lo bello.
Hoy se puede visitar la superlativa sala octagonal bajo los jardines de la Collina del Oppio, La enorme cúpula dorada por la cual recibió su nombre, era algo sorprendente, recubierta de estucos…. «[ todo estaba cubierto de oro, adornado de gemas y nácar. Los comedores tenían techos altos cubiertos de lastras de marfil y perforados de manera que pudieran llover desde lo alto las flores y las esencias. La sala principal era circular y giraba sobre sí misma todo el día y la noche, sin parar, como la tierra. En los baños fluían aguas marinas y sulfurosas.»
Del escritor, filósofo e historiador Séneca (Epístolas morales, 115.12.) escribe que el nuevo palacio «resplandece por el brillo del oro.»
Reabierta desde el 2017 después un largo período de restauración. Tuve la suerte de visitarla en el 2019. Solo con reserva previa, que se puede hacer por Internet. Si les interesa el tema hay mucho más para leer.
Salí sorprendida, maravillada y casi incrédula de lo que había visto. ¡Que grandiosos esos romanos!