Los primeros kilómetros de la ruta de Vieste a Peschici que está a tan solo 23 km , son en el llano, con hermosas plantaciones añosas de olivos, el resto del camino que ni les cuento.
Peschici, es un pueblo de pescadores está en la cima de un acantilado a pique sobre el mar Adriático, en el Parque Nacional del Gargano, en la región de la Puglia.
Su población es de 4434 habitantes. El origen se remonta al año 970 cuando los sarracenos fueron echados definitivamente con la ayuda del Rey Ottone. Las primeras noticias escritas son del año 1023 período donde había pobladores de origen eslavo. El origen del nombre posiblemente sea eslavo ya que el prefijo “pes”o “pesc” significa arena o suelo arenosos.
En Peschici como en toda la costa del Gargano son muy conocidos los antiguos trabucchi di mare, (se pronuncia trabuqui) complejas estructuras de palos madera y cuerdas sobre la costa desde donde se pesca los peces que pasan. No sé, pero me parecieron entre dramáticos y románticos, son como un sueño confuso, pero con un final feliz.
Aquí quedan siete, algunos de los cuales son restaurantes donde se puede comer pescado fresco. Los únicos trabucchistas capaces de construir estas complejas estructuras viven en Peschici. Por supuesto que fui a almorzar al Trabucco da Mimi que me habían recomendado en el hotel. En la localidad Punta San Nicola.
Desde la ruta hasta llegar al restaurante la calle es para off roud, pero no me iba a achicar justo a la hora de comer.
El lugar muy particular, además nunca había estado en ninguno, el restaurante parecía cerrado. Me atendieron como desde la parte trasera y me preguntaron cómo había llegado y quien me había mandado, el marido de la que parecía la dueña le dice «fagli qualcosa da mangiare» (hacele algo de comer), me hizo gracia por la forma en que se lo dijo, porque eran más de las 14.
Estuvieron muy amables, vino el chef me propuso varios platos y me trajo unos bocaditos para esperar, tomé vino rosado, y de primer plato “Aquasale di asparagi”, una rodaja de pan, espárragos silvestres, huevo poche, y bottarga (huevos de no me acuerdo que pescado, secos que se rayan como queso), muy sabroso, luego una pasta llamada “Lagane al ragú di pesce da trabucco” y de postre una degustación de dulces locales. La comida de primera. Si vienen se los recomiendo.
Vinieron a preguntar de dónde venía, me contaron cosas del lugar y me ofrecieron un digestivo después del café. Me despedí y seguí hasta el pueblo que quedaba a unos km para arriba, jaja.
Me encanto el lugar, estaba el restaurante, el mar y la música suave, todo solo para mí, fue un placer, de los que hay que aprovechar en la vida.
Recorrerlo es poner a prueba el esqueleto, porque es un continuo subir y bajar escaleras y rampas. Hay que ver la gente mayor como andan por todos lados.
De la estructura medieval se conservan parte de la fortificación y la Torre del Ponte a la entrada del casco antiguo.
La iglesia de Sant’Elia construida en el siglo XIII, una de las más antiguas, y el campanario a un costado, incompleto. Como siempre enorme en un espacio reducido, casi imposible sacar una buena foto.
La iglesia del Purgatorio, en la Piazza del Popolo, del siglo XIV es una pequeña iglesia benedictina usada como osario. Su fachada es simple y hay que prestar atención para no pasar de largo, parece una casa más.
En el año 1239 vivió momentos dramáticos cuando las 25 galeras enviadas por el Papa Gregorio I X que se enfrentaron a las del Rey Federico II, al que el papa había excomulgado, destruyendo Peschici.
Casi todos los pueblos italianos costeros sufrieron continuamente ataques, y a eso se le sumaron en muchos casos como en este el terremoto del año 1646, luego la peste de los años 1656 y en 1663 una invasión de langostas, todas estas calamidades hicieron que la población disminuyera considerablemente.
El castillo bizantino construido sobre el extremo más alto del acantilado en el año 970, fue destruido por las fuerzas venecianas y reconstruido por el Rey Federico II, para protegerlo de las invasiones turcas.
El pueblo es blanco, característica de los pueblos mediterráneos, y desde arriba se tiene una hermosa vista a la bahía y al puerto.
Es una localidad de innumerables y hermosas playas de arena fina y dorada, con un mar esplendido galardonado con el premio de Bandiera Blu, que significa mar limpio.
Saliendo del borgo antiguo hay una plaza muy moderna en un entorno con mezcla de medieval.
Llegué de noche al hotel y no cené de tan cansada que estaba. También acá quiero volver porque a la región del Gargano de entregue mi corazón.