Estando en Castiglione sul Lago fui a Cortona, que queda a 20 km. Si hubiera sabido en que día vivía hubiera ido ayer y no hoy sábado, que es el día de mercado y era un caos, no había donde estacionar. Decidí ir hasta el santuario de Sta Margherita, que está algo afuera, sobre una loma. Es enorme y conservan el cuerpo de la Santa, que me impresiono. Desde allí hay una vista espectacular de todo el valle de Valdichiana.
El dueño del hotel me recomendó ir a ver le Celle di San Francesco, quedaban siguiendo el camino, pero en el fondo del valle. No ponen ni un miserable cartel. Al llegar, es increíble la vista de lo que es un monasterio adosado a la pared de la montaña, siguiendo el curso de un río que se escurre sobre la roca.
Había huertas y jardines, todo en pendiente.
Nunca había visto una celda de un monje tan pequeña. En la capilla estaban bautizando a una bebe.
El lugar invitaba al silencio y la oración, algo muy especial.
A veces pienso lo maravilloso de estar en un ambiente como ese, cuidando de la huerta, en silencio y que el pensamiento este quieto, el cuerpo inmóvil esperando la orden de la intuición para comenzar la acción, no recuerdo donde lo leí. Aquí lo recordé la cita. ¡Era como sentir la paz!
Volví al caos y dejé el auto en un hueco que encontré. El mercado se estaba yendo y la ciudad quedo casi vacía.
Así da gusto sentarse a mirar en la plaza Della Republica y la esquina de Guelfos y Ghibelinos, pueblos que estaban siempre en guerra. El origen de mi apellido es ghibellino, más precisamente de San Giminiano.
En mi primera visita a esta ciudad me quede dos noches y Cortona no es la misma sin tanta gente.
La Vía Nazionale es la calle principal y por más gente que haya es lindo recorrerla, muchos negocios, bares restaurantes, galerías de arte y las callecitas que la cortan hay que darse una vuelta por ellas. Una es el Vicolo della Scala, en el otro extremo cerca de la plaza Vía Ghini y todos los Vicoli que van de Via Guelfa a Via Ghibellina, son muy cortos.
El Palazzo Comunale en Piazza della Republica de origen medieval con la torre, el reloj y las almenas que los caracterizan, tiene una hermosa escalera y es el centro de la vida social.
Allí cerca está la Piazza Signorelli con el Teatro Signorelli con una linda terraza donde tomar o comer algo.
Fui a cenar a la Osteria del Teatro, porque escuche un aria de ópera y siguiéndola llegue a una casa donde está la hostería. En Vía G. Maffei 2. Demás está decirles que comí muy bien, cocina toscana refinada en un ambiente casi romántico. Después me enteré que era un restaurante concurrido por artistas y otros personajes y ¡Yo! Otro restaurante que fui por el nombre «Nessun Dorma», en Piazza Signorelli, hermoso el local y excelente la comida.
El Duomo o Catedral de Santa María Assunta en la Piazza del Duomo, algo retirada cerca de Vía Mura Etrusche, fue edificada sobre las ruinas de un templo romano en el Siglo XI, la fachada es de estilo románico y su interior renacentista.
El centro histórico es relativamente chico, con un trazado típico medieval. No se limiten a los lugares comunes y como siempre les digo se sorprenderán. Si tienen tiempo hay muchas cosas interesantes para ver, desde los muros etruscos, la Porta Bífora, Vía delle Volta a Botte, etc. También hay museos interesantes como el Diocesano donde hay pinturas de Lucca Signorelli y la famosa y preciosa Anunciación de Fra Angélico.
Volví al auto y me encontré con una multa. Lo de «donde fueres haz lo que vieres», no siempre hay que hacerlo. Tuve que volver e ir hasta la guardia civil porque no le habían puesto el importe.
Cortona es una de las ciudades toscanas imperdibles.