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Ya me amigué con el auto y con el GPS desde Radda in Chianti hasta la Abbazia del monte Oliveto Maggiore hay 59 km y se tarda 1,20 horas Me acordaba de una amiga que dice que son caminos de cabras, por lo empinado y tortuoso de la ruta, pero valió la pena.
Es una abadía benedictina inmersa en el verde de cipreses y olivares. Su origen se remonta al año 1313 y se debe a la decisión de tres nobles sieneses, Bernando Tolomei, Patrizio Patrizi y Ambrogio Piccolomini que decidieron retirarse de la vida de riquezas y lujos y recluirse viviendo según las reglas de la orden benedictina.
Todavía hoy recorriendo los senderos del bosque con las bellas capillas solitarias se puede sentir y una atmósfera de paz y una frase que me llego “detenerse quiere decir hacer el bien para uno mismo”.
Se accede al monasterio entrando a través de un hermoso palacio Medieval de ladrillos rojos, con una torre cuadrangular y las famosas almenas. Sobre la puerta de entrada dentro de un nicho hay una bella la imagen de la Virgen y el Niño Jesús, en cerámicade. Se construyó a modo de entrada fortificada al monasterio entre los años 1393 y 1526. En la parte trasera hay un patio donde se puede tomar y comer algo en este lugar inmerso en el silencio. Cosa que hice porque era un espacio fuera del tiempo y me merecía el descanso.
Para llegar a la abadía se recorre un largo sendero bordeado de cipreses, en el cual se encuentra la huerta botánica de la antigua farmacia, y algo muy curioso unas piscinas del año 1533 donde se criaban peces. En el camino también hay varias capillas.
Al final del sendero se encuentra el campanario de estilo románico-gótico.
La iglesia es muy luminosa y fue restaurada en estilo barroco.
En el claustro principal hay frescos de Luca Signorelli y de Antonio Bazzi llamado Il Sodoma, que relatan la vida de San Benito, son de una belleza increíble. El coro de madera tallada del año 1503 es magnífico.
Todo está muy cuidado y es muy bello. Son del año 1515 tanto el claustro como la biblioteca. Desde el claustro del Medio, se pasa al Refectorio, y luego por una escalera a la Biblioteca que cuenta con 40.000 volúmenes, sabido es que en los monasterios se concentraba el conocimiento y la investigación tanto como la cultura. La Farmacia con los antiguos jarros de color azul parece haber sido decorada por Williams Morris.
No dejen de ir a la vinería. Seguro van a encontrar algo para comprar.
Si tiene tiempo y ganas de ver hermosos paisajes embellecidos por la mano del hombre no dejen de ir. Antes de visitar la abadía consigan una guía de la misma y no dejen de ir a la bodega donde podrán comprar el vino que los monjes producen, que es muy rico.
Si bien el camino de regreso a Radda in Chianti es largo y tortuoso, el atardecer entre los cipreses y las colinas bien lo valen.