A Urbino llegamos desde Ancona, habíamos desembarcado del ferry que nos trajo desde Split, Croacia, muy temprano y no habíamos desayunado, pensamos que como no era muy lejos resistiríamos, (solo 112 km) hasta llegar a Urbino. El camino es muy lindo en el medio del bosque, del valle del Metauro y el Valle del Foglia, ruta serpenteante y en subida todo el tiempo ya que Urbino se encuentra en la cima del monte.
La región de Le Marche es desconocida por los viajeros, pero recomendable para los que quieren huir de las multitudes y de los circuitos más visitado de Italia.
A medida que nos acercamos teníamos a la vista las elegantes torres del palacio.
Por fuera de la muralla encontramos el estacionamiento lugar donde estuvo el mercado, llamado Il Mercatale. Había un pequeño café en la calle, Caffé Degli Angeli, creo que ellos nos lo mandaron. Allí tomamos nuestro desayuno tan ansiado.
Desde aquí se accede rápidamente al centro histórico por medio de la rampa o ascensor, pero también por unos escalones, si quieren hacer ejercicio.
Urbino los sorprenderá gratamente, conserva casi el mismo aspecto que en el Siglo XV, de los días gloriosos del renacimiento. Gracias al duque de Urbino amante de la belleza que reunió a los artistas y arquitectos de la época para hacer de ella una pequeña joya. En medio del laberinto de callejones medievales el conjunto de edificios de ladrillos y de piedra clara con techos de tejas rojas, el Palazzo Ducale, es el más bello e importante edificio, hacen de ellas una majestuosa ciudad.
La ciudad pasó a formar parte del ejido romano en el año 46 a C. Como casi todas las ciudades y repúblicas de Italia, esta también fue dominada por los godos, bizantinos, romanos y luego las luchas entre sus vecinos.
Con el Duque Federico da Montefeltro desde los años 1135-1202, la ciudad empezó a tener años de estabilidad y bonanza, convirtiéndola en una corte de príncipes, rodeándose de los mejores artistas y arquitectos de la época que le dieron la majestuosidad y belleza.
Fue la cuna del gran pintor Raffaello Sanzio, del arquitecto Bramante y también de Valentino Rossi gran campeón de motociciclismo.
Se la puede recorrer muy fácil y agradablemente, tiene forma de lengua y son dos las calles principales que la recorren desde Il Poggio en un extremo hasta Il Monte en el otro. Vía Raffaello que van cambiando de nombre y el Corso Garibaldi, que con sus pórticos nos llevan hasta la Piazza della República por una vía cubierta.
En la Piazza del Rinascimento se encuentra el Palazzo Ducale es uno de los más bellos de Italia, construido entre los años 1444 y 1482, del más puro estilo renacentista, refleja gracia y la belleza. Fue construido para el Duque Federico da Montefeltro, astuto negociador y mercenario, pero también hombre culto y de refinados gustos, como lo demuestra la colección de pinturas, libros y la arquitectura del palacio. Nos conformamos con apreciar su arquitectura exterior, porque no entramos.
El duque se había hecho construir una rampa helicoidal, por Francesco di Giorgio Martini, para poder subir a caballo desde los establos hasta el palacio. ¡Algo que se podían permitir los duques!
En un extremo de la plaza se encuentra un obelisco egipcio del año 560 a C. Hace que la plaza tenga un efecto escenográfico.
Al lado del Palazzo en la Piazza Federico, se encuentra el Duomo construido en el año 1063, dedicado a Santa María Assunta. Durante el gobierno del Deque de Montefeltro fue modificado en estilo renacentista. En el siglo XVIII fue reconstruida casi totalmente en estilo neoclásico, debido al terremoto del año 1789.
Al Piazzale Roma, se llega siguiendo, desde la Piazza Risnascimento, la calle que cambia varias veces de nombre hasta llamarse Raffaello, desde allí tendrán un bello y casi completo panorama del Palazzo Ducale, y de la Fortezza Albornoz.
En Vía Raffaello 47 hay un negocio con objetos únicos, particulares y casi mágicos, se llama Castelli in Aria, castillos en el aire,¿ no creen que ya el nombre inspira?
Antes paramos en Via Raffaello 19, en el Bar Pasricceria I dolci di Battista, lugar lleno de gente local para su expreso o un aperitivo antes del almuerzo, eso hicimos porque nos esperaban para almorzar en Ravenna, a 90 km.
La universidad de Urbino es una de las más antiguas y prestigiosas del mundo y hace de ella una ciudad poblada de estudiantes todo el año.
Aquí encontré que algún antepasado que fue distinguido, ya que la universidad de Filosofía y Pedagogía lleva mi apellido.
En todas las callecitas encontraran abundantes librerías, bares y cafés, y si se quedan más de un día tienen buenísimos restaurantes alguno de tres estrellas Michelin como La Terraza del Duca, en Borgo Mercatale 22.
Libreria Monfeltro Libri, inaugurada en el año 2014, precioso local. Daban ganas de quedarse a mirar y comprar todo.
A mí me gusta perderme o preguntar, o seguir algún aroma, pero lo más lógico si tienen poco tiempo consigan un mapa de la ciudad y así será más fácil, también perderse, jaja.
La UNESCO la ha incluido como patrimonio de la humanidad, debido al aporte que tuvo en el renacimiento.
Deberé volver con más tiempo para conocer mejor la ciudad y la cantidad de bellos edificios, museos y palacios.
Felicitaciones al Duque Federico da Montefeltro y su buena administración.