AREZZO – Toscana

Estando en Castiglione sul Lago Trasimeno que queda a 48 km, fui hasta Arezzo rezando que no hubiera algún festejo. Yo sé lo que sucede en estos casos, a esta ciudad vine por lo menos tres veces, por el placer de disfrutar de ella.  Además de la deliciosa comida.
Es una de las ciudades italianas más ricas donde se nota el bienestar de sus habitantes, en parte debido a sus joyeros, famosos desde la época de los etruscos y aún hoy gozan de esa fama.
Como todas las ciudades fortificadas tiene varias puertas de entrada, una de ellas es por el Corso Italia, calle de negocios y bares.

Esta bella música los puede acompañar mientras leen el recorrido.

La Piazza Grande no es muy grande pero muy linda, tiene una similitud a la Piazza del Campo de Siena, con un dibujo central y también en pendiente.  En ella se corre una carrera con lanzas de a dos caballeros por vez, que deben derribar a un muñeco, por supuesto vestidos con trajes de época, llamada La Giostra del Saracino, la Justa del Saraceno.

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Arezzo

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Y una vez al mes se hace una feria de antigüedades muy concurrida.
En esta oportunidad estaba engalanada con los escudos y banderas de las contradas (barrios). Uno de los lados de la plaza tiene una hermosa galería Vasariana, con bares y restaurantes.
El día estaba hermoso, poca gente circulando y no iba a desaprovechar la ocasión de un descanso con una rica comida, en un lugar encantador.

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En el restaurante La Lancia D’Oro me senté a disfrutar de un almuerzo y de la belleza de la plaza. La comida deliciosa, tagliolini al tartufo nero y un postre de avellanas, canela y crema de café.  Hacía mucho calor, tome una copa de vino tinto y agua. El interior del restaurante es muy lindo y algo tradicional, no es de los más económicos.
En la mesa del al lado había una pareja de Holanda, estaban re orgullosos de su reina argentina, Máxima.

En la Piazza Duomo se encuentra la Catedral dedicada a San Donato. Su construcción data del año 1278 y se terminó en el año 1511. Es en estilo neogótico y en el frente tiene un bello rosetón.  Aunque la fachada fue reconstruida y es del año 1900. En su interior los hermosos vitreaux son de los años 1516 – 1524 (me asombra que aún estén intactos después de las vicisitudes por la que pasaron).  Muy particular es la historia del campanario que se construyó tres veces. El primero estaba unido a la catedral, tuvieron que removerlo porque el sonido de sus campanas afectaba a los vitreaux. El segundo construido un poco más lejos quedo sobre una surgente de agua, y pueden imaginar el resultado. El actual tiene una forma hexagonal muy particular y todavía subsiste.

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El interior de la catedral es rico en pinturas y esculturas. El altar mayor del año 1289, realizado en mármol, es una preciosura y de un trabajo increíble.
Aquí hay una pintura de la Magdalena de Piero della Francesca.
En el lado izquierdo en la capilla de la Madonna del Conforto, hay cuatro cerámicas enormes y bellísimas de Andrea della Robbia de los años 1485-1486. Son las más grandes que vi. Son tan hermosas que uno puede quedarse a mirarlas por largo rato. No se las pierdan.
Yo tuve que preguntar para encontrarlas, y a pesar de mi italiano no las encontré la primera vez. Me reía sola.

Allí cerca en Vicolo dell’Orto 28 está la casa natal de Francesco Petrarca, nacido en el año 1304-1374, lírico y humanista toscano cuya poesía influyo en poetas como Shakespeare y Garcilaso de la Vega.

A los que les gusta el arte y la historia, en Italia esos tesoros se encuentran mayormente en las iglesias. Lo bueno es que de iglesia en iglesia encontraremos hermosos edificios, pequeñas y románticas callecitas, bares deliciosos y el sonar de los miles de campanas que alegran estos lugares.

Por la Vía Cavour llegue a la Basílica de San Francesco, del siglo XIII, de estilo gótico, alberga los frescos de Piero della Francesca, pintados entre los años 1452-1466, que describen la leyenda de la Vera Cruz.
A Piero della Francesca, algunos críticos de arte lo describen como el pintor de la no elocuencia, pintor de la impersonalidad, dicen «que sus personajes no hablan, la abstracción de los cuerpos femeninos parecen ser casi columnas dóricas, su pintura tiene cierta aristocracia». A mí me fascinaron la elegancia y la quietud de sus figuras que parecen ser del siglo XXI.
En el centro de la basílica pende un hermoso crucifijo de madera pintada en el siglo XIII.
El campanario le fue adosado en el siglo XVI.
Todo el conjunto es de una maravilla difícil de describir, tanto detalle, tanto color y luminosidad, tanta delicadeza en las figuras es un regalo para el alma.


La Basílica está en la plaza del mismo nombre donde hay un café histórico “Caffé dei Constanti” abierto en el año 1804 y solo frecuentado por los académicos por los que había sido fundado. Además, famoso por el film “La Vita e Bella» que fue filmado aqui en Arezzo, y que seguramente habrán visto y más de uno llorado con él.
Como se imaginarán no me iba a perder la oportunidad de tomar un rico café en un bar precioso en todo sentido, además de famoso, teniendo a la vista la austera Basílica di San Francesco.


Después de descansar del calor, volví a la Piazza Grande y de allí a Corso Italia donde en el número 7, está la iglesia de Santa María Della Pieve. Había un concierto de los coros polifónicos de Assisi, de la Citta di Tolentino y el coro Corradini. Muy buenos los tres. La iglesia iluminada con velas, un marco estupendo, y acústica perfectos para la presentación.

Pero volviendo a la iglesia, la primera noticia de ella es del año 1008, siendo la estructura actual del siglo XII. Tiene una de las más hermosas fachadas románicas de la toscana, formada por tres órdenes de columnas. El portal principal en todo su arco tiene pequeñas esculturas coloridas que representan los trabajos agrícolas y los meses del año.
La soberbia torre campanario es del año 1330 y es el símbolo de la ciudad de Arezzo.
El hermoso ábside semicircular forma parte de la Piazza Grande, no voy a seguir con los detalles, vengan a verla, gocen de ella y descubran vuestros propios íconos. Es asombroso como decoraban absolutamente todo.

 Arezzo se la puede visitar en un día, pero no es lo ideal para conocer y disfrutar de esta maravillosa ciudad. Si disponen de más tiempo, vayan a la plaza Fossombrini, allí en la iglesia de San Doménico podrán admirar un bellísimo crucifijo de Cimabue del siglo XIII.

En la Vía XX di Settembre 55, se encuentra la casa de Giorgio Vasari construida por él en el año 1540.

Giorgio Vasari, nació en Arezzo en el año 1511 y falleció en Florencia en el año 1574. Fue un gran arquitecto, y su obra principal es el Palacio de los Uffizi en Florencia. Pintor y escritor y uno de los primeros historiadores del arte.

Es noviembre 2019, dos años que no venía. En esta oportunidad vine desde Milán que queda a 378 km y son un poco más de 4 horas de viaje.

Todo bien hasta llegar a la autostrada y por un buen trecho, hasta que me di cuenta que había entrado a la autostrada y no había retirado el ticket, se me complicaría salir sin él. Paré y la llamé a mi sobrina y que me dijo que hacer. De manera que en la primera salida pare y donde hay que pagar le expliqué lo que me había pasado, me preguntaron donde había entrado y me cobraron hasta allí. Salí y volví a retomar la autoestrada esta vez con el ticket.

La ruta a Bologna llena de camiones. Llegue lo más bien al hotel, en el centro histórico y allí me enteré que estaba en un edificio antiguo en el 4 y que el estacionamiento estaba ocupado por un camión de mudanzas que no tenía que haber estado (pero así es Italia) así que estuve un buen rato hasta poder encontrar lugar.

Conozco Arezzo porque vine varias veces, pero nunca me había quedado, en esta oportunidad me quedare dos noches. Es una ciudad medieval como casi todas las de la Toscana, con un pasado etrusco y romano. Muchos la conocieron debido al film la Vida es Bella, que se filmó aquí, cuyo director y protagonista Roberto Begnini nació aquí.

La ciudad es la patria de Petrarca, Giorgio Vasari y otros grandes artistas. En ella podemos encontrar hermosas obras de artistas como Piero della Francesca, Della Robbia, Miguel Ángel y tantos más.

Ya era tarde para almorzar, cerca del hotel en un bar, comí una focaccia rellena de verduras y un cappuccino.

Me encanta esta ciudad, fui hasta el Duomo porque quería ver las cerámicas de Della Robbia que son bellísimas.

Después hasta la iglesia de San Francisco que estaba cerrada y desde allí hasta la Piazza Grande ocupada por puestos para los Mercatini di Natale, que tanto les gusta a los italianos. Decidí quedarme a cenar, la Iluminación de los edificios que rodean la plaza, era una belleza, parecía un cuento de hadas.

En la Galleria Vasari, hay bares y restaurantes, elegí Essenza, me gustaron las mesas y la iluminación, bueno por supuesto también por la carta.

Para esperar me trajeron una crema de calabaza y langostinos, el pan recién hecho y el aceite de oliva buenísimo. El plato principal era una pasta con forma de paquetito rellena de burrata, panceta, funghi porcini y tartufo, delicioso. Menos mal que no había pedido entrada porque era muy abundante. De postre tarta Tatin y helado, café con el que trajeron una degustación de chocolates de la casa. ¡Ah! el vino fue una copa de Nobile di Montepulciano. Me vino bien lo que tuve que caminar hasta el hotel. La noche iluminada a fiesta, un placer caminar aun con frío.

El desayuno del hotel bueno, pero no puedo con todo, así que capuccino y algún pancito con queso.

Llevé el auto a un parking cerrado a unas cuantas cuadras (es una manera de decir) y de regreso descubrí un anfiteatro romano que nunca había visto, rodeado de un pequeño parque. Volví a la Piazza Grande para ir hasta el Duomo y pasar por la casa de Petrarca. Estaba cerrado.

Le pregunté a una señora por una calle y me sugirió que fuera para arriba al barrio di San Bartolomeo donde hay un grupo de casas muy antiguas. Parece que lo de todas las calles te llevan a Roma, aquí todas te llevan a la Piazza Grande, porque fue allí donde terminé.


Ahhh el amor!

Como saben la hora de comer es sagrada, y en caso de no hacerlo salvo los restaurantes, todo el resto está cerrado.
En la vía Garibaldi, almorcé muy bien en un lugar de decoración moderna pero comida tradicional, Restaurante Formaggeria Biancolatte. Tome una copa de vino tinto, de entrada, un tortino de queso Roquefort con una crema de gorgonzola y frutos de bosque y luego una minestra muy típica de la Toscana, la ribollita, me gusta mucho y esta estaba muy bien preparada.

Volví a la calle Cavour a la plaza San Francisco donde se encuentra la iglesia y el bar Dei Constanti, donde se filmó el film La vida es bella. Aproveche para tomar un café y seguir para hacer algunas compras, ya que mañana me voy de aquí a Bolsena.

Arrivederci, a presto Arezzo..

Les aseguro que después de todo un día de tanta belleza y grandeza no queda más que un merecido descanso para procesar todo lo visto, en alguno de los tantos cafés.

Arezzo está muy cerca de Perugia (95 km),  Florencia (82 km), Cortona  (30 km),  Siena (70 km), en realidad está cerca de todo,
Lo ideal es cuando viajen pidan consejos y dependiendo del tiempo o lo que les guste, tendrán de sobra para elegir. De manera que a disfrutar y buen viaje.