Fui a Bolgheri desde Massa Marittima que queda a 60 km, y a 271 km de Roma,
Bolgheri, situado en la región de la Toscana, es un borgo medieval muy pequeño, famoso por el vino, que según me dijeron es más caro que el Brunello di Montalcino, se trata del Sassicaia.
El camino de acceso al borgo por el Viale Dei Cipressi, de 5 km bordeado por 2450 tupidos cipreses, parece el de un castillo encantado.
Al final de la Vía aparece una torre almenada y una puerta de ingreso, la Porta Bulgheri.
Ni bien la traspasamos a nuestra derecha y formando parte de la muralla vemos la iglesia de los Santos Giacomo e Cristoforo, es el edificio más antiguo del borgo. El frente y la puerta son de origen medieval, no así la parte interior que imita el estilo medieval. Tiene una muy bonita fuente bautismal. La iglesita es muy chica pero muy bonita.
Aquí estamos como en otro tiempo, centro pequeño agradable, con casas bajas de ladrillos rojos, alternadas con enotecas y negocios, no hay autos, ni bocinas, pocos turistas.
Podrán degustar los mejores vinos de Italia como el Bolgheri Sassicaia y Ornellaia. En los años 70 surgió una categoría conocida como “Súper Toscano”, vinos de alta calidad y caros, convirtiéndose algunos en vinos de culto.
Las primeras noticias que se tienen de Bolgheri son del año 1075, por una bula del Papa Gregorio. Los lombardos aliados a las tropas búlgaras tomaron el lugar, de allí se cree derive el nombre. Fue propiedad de una antigua familia Toscana de origen longobardo, Della Gherardesca, ghibellinos que luchaban contra los guelfos de Firenze, sus eternos enemigos.
El pueblo tiene dos calles paralelas y dos que las cortan una en la plaza Giosue Carducci, poeta y escritor amado por los italianos, donde vivió su adolescencia, y la otra donde termina el pueblo.
Las laderas verdes brillantes están cultivadas con olivos y vides. Hay un olivo de más de 300 años.
Lugar para disfrutar de la tranquilidad, el aire límpido y el perfume de los prados, y también de las distintas trattorias y bares.
En Largo Nonna Lucia 1 A, en el Caffe della Posta, en el jardín que mira al valle con un día hermoso me senté a tomar un macchiato.
La tarde era hermosa y apacible, invitaba a dejar volar los pensamientos. Mientras estaba llegó una pareja de italianos, turistas, muy conversadores, me preguntaron de donde era y que hacía y así charlamos un buen rato. Estaban escuchando unas canciones y de pronto se pusieron a cantar y como yo la conocía me les uní. Estos sucesos que ocurren cuando viajo me encantan. Cuando quise pagar el café no me dejaron.
Me despedí de ellos y de Bolgheri, que se los recomiendo, para ir a Castagneto Carducci a 12 kilometros por una ruta rodeada de viñedos.