Desde Izzalini mi destino era Castiglione del Lago, sul Lago Trasimeno, tarde menos de tres horas.
El hotel La Torre, Via Vittorio Emanuele 50, está en el centro histórico de manera que no se puede entrar con el auto, vino el dueño se llevó la valija, y yo estacione en el parking público debajo de un hermoso olivo con vista al lago, fuera de la muralla.
Mi cuarto estaba en el segundo piso y la ventana daba a una calle privada de la que se veía el lago como en un cuadro antiguo.
Este lago no es de origen volcánico como casi todos los de la zona, es el más grande de Italia y tiene tres pequeñas islas, en la Maggiore (que no es la más grande) habitan 35 personas. Los italianos que llevan la poesía en su ADN, dicen que «Umbria tiene un corazón verde y un lago azul»
Eran las 17 y salí a recorrer el borgo que debe tener 800 metros, como mucho de largo y 300 de ancho, tiene una calle central y dos paralelas y algunas que las cortan. En la Vía Vittorio Emanuele se encuentra la iglesia de Santa María Magdalena, construida sobre un templo preexistente en el año 1800.
Castiglione fue fundada por los romanos sobre un promontorio con vista al lago.
Como todos estos borgos tiene una muralla de planta pentagonal con cuatro torres y un Maschio (Baluarte) o torre muy alta de forma triangular. Me dijeron que hay muy pocas con esta forma, yo es la primera que veo, es muy particular.
El Palazzo della Corgna se une a la muralla por un camino defensivo cubierto.
Son muy bellos los frescos que se conservan en el palacio. En él suelen dar conciertos.
La torre y toda la población fueron totalmente destruidas en la batalla entre Perugia y Arezzo en el año 1198. En el año 1247 Castiglione siguiendo una moda urbanística de la época toma la forma geométrica.
La muralla defensiva tiene más de una puerta de acceso, la Porta Senese y Porta Fiorentina, atravesándolas en pocos metros estamos en el corazón del pueblo. Otra puerta hermosa es la Porta Perugina, la del Griffo.
Además del anfiteatro romano hay restos etruscos.
En la pequeña plaza hay un hotel que tiene una hermosa terraza que mira al lago, fui a tomar una crema de café, algo delicioso cuando hace calor. No había nadie y reinaba la paz absoluta.
En la terraza hay varios pinos muy grandes y antiguos. Había una pareja de Ingenieros Agrónomos que le estaban haciendo una tomografía a uno de los pinos. Me dijeron que ese tomógrafo era uno de los 4 tomógrafos que hay en Italia y que el desarrollo del mismo era italiano. Después del estudio me dijeron que tendrán que cortar el árbol porque corre peligro de caerse. Me resulto muy interesante ver como trabajaban, a la vez que una enorme pena por el bellísimo y viejo árbol.
La tarde estaba hermosa. Fui hasta la muralla y me enteré que en la arena (antiguo teatro romano) dan cine y mañana exhibirán el film Il Racconto Dei Racconti, creo que en Buenos Aires ya lo dieron.
Caminé sin rumbo y decidí cenar en un lugar precioso que mira al lago, cocina local pero moderna. Muy bueno el juego de palabras para el nombre SeiDiVino, en Vía Belvedere. Comí camarones con salsa de limón, y pulpo con papas que era una exquisitez, tierno y re sabroso. El vino tinto local muy bueno, un Merlot.
A la mañana siguiente 26-6-17, decidí descansar y pasear por el lago que es muy lindo, camine bastante, después me senté en un bar frente al lago y me quede como tres horas, una por lo menos tratando de recuperar un mail borrado.
Antes del cine tome un aperitivo, en 6DiVino. Es que el lugar es soñado, perfecto, justo para un Campari, acompañado por jamón, grana padano, vellutada de espinacas, queso scamorza al horno. La vida es generosa y hay que hacerle todos los honores, ¿además que más se le puede pedir?
Fui hasta la arena, la noche hermosa con luna, un cielo espléndido, el lugar en penumbras, rodeado de las murallas con merletti (encajes, almenas) y en el fondo un jardín de olivos, una atmósfera justo para la película fantasiosa. Il Racconto dei Racconti, Tales of the tales.
El haber venido en este viaje con bastante tiempo me permite no correr tanto para ver muchas cosas y si gozar de las que me gustan. Que suerte haber podido disfrutar de una noche como esta en un lugar casi de cuento.
Fui hasta Cortona donde pasé el día. Volví al auto, ya bastante tarde, justo para cenar a un restaurante que me había recomendado el dueño del hotel, Monnalisa, en Vía del Forte 2, lindo el local, amable la atención, comida local, pero no me gusto demasiado.
Aquí me quede 4 noches, es un lugar ideal para recorrer los alrededores, Assisi, Arezzo, Cortona, etc.