El lunes 1-11-2021, estando e Ravenna, a pesar de la lluvia, fuimos a Faenza, es una ciudad en la región de Emilia Romagna, que se encuentra a 40 kilómetros de Ravenna y a 55 kilómetros de Bologna. Es famosa por la delicada cerámica que se fabrica desde el siglo XII, esta ciudad esta hermanada con la española Talavera de la Reina, seguramente por la afinidad de las cerámicas. El origen de la ciudad es muy antiguo, se remonta aproximadamente al año 80 a.C. Después de un período de decadencia en la edad media, tuvo su florecimiento durante el Renacimiento.
Frente a la Piazza della Libertá, se encuentra la antigua catedral dedicada a San Pedro Apóstol. Construida en el año 1474/1515. en estilo renacimiento toscano, y cuyo frente está inconcluso, la amplia escalinata le da un hermoso marco. La plaza con la infaltable fuente es grande y se prolonga en una gran calle con pórticos., de edificios hermosos, tiene algo que me recordó la plaza de Venezia.
Para los fanáticos de la fórmula 1, esta es la sede de la escudería Alpha Tauri de Toro Rosso.
Ya les conté que llovía, así que ni bien llegamos en el comienzo de la Piazza del Popolo, nos sentamos en un bonito bar, Bellini, debajo de la torre con el reloj. En el interior tenía una máquina antigua de café.
Caminamos por las callecitas aledañas a la plaza, pero no estaba muy agradable decidimos que lo mejor era almorzar, ya saben que en este país es el deporte nacional, los recomendados estaban llenos y había que haber reservado, pero dimos con uno muy bueno, Osteria Ristorante La Baita, Vía Naviglio 25. Para entrar al restaurante se pasa por la «bottega» almacén, donde vende las especialidades locales, queso y fiambres, además de una vinería muy bien surtida. Tuvimos suerte llegamos a la última mesa. Compartimos con mi sobrina una ensalada de «puntarelle» (llamada achicoria catalogna, no la he visto aquí), dos tipos de patés, tostadas de polenta y cebollas caramelizadas sobre aceite de oliva perfumado de ajo. El principal para mí fue un risotto al azafrán y funghi porcini, delicioso, mi sobrina pappardelle con carne. El vino tinto un Lambrusco local. Comimos muy bien, algo caro.
Yo sé que algunos no pueden creer lo que como, pero es la manera de gozar del país y del viaje, así que les cuento lo que comimos, se presta además porque hace frio.
Pensamos que era bueno dar alguna vuelta más por la ciudad, que hay algunos hermosos edificios. Fuimos hasta el museo de la cerámica.
El auto había quedado fuera del acceso y teníamos que caminar unas cuadras, por Corso Aurelio Saffi, en el número 48, está la Pasticceria Sebastiano Caridi, y para no perder la costumbre paramos a tomar un café y unas masitas en el cafecito precioso.
Para el regreso a Ravenna seguía lloviendo.