Desde Gravedona, con tiempo amenazando lluvia partimos rumbo al Lago Maggiore, que queda a 138 km. Parte es autostrada y se tarda unas 2 horas.
Empezó a llover un poco antes de llegar a Stressa, que es la primera ciudad al comienzo del lago.
Este lago es el segundo de Italia en su tamaño después del Lago di Garda, mide 66 km de longitud, 5 km de ancho y 212 km2 de superficie, es de origen glaciar
En este lago se encuentran las Islas Borromeas: Isola Madre, Isola Bella, Isola dei Pescatori y San Giovanni. Isola Madre es la más grande. Es casi toda un jardín botánico.
Gustave Flaubert dijo «que era el lugar más voluptuoso que él jamás había visto». La isla está rodeada de jardines de estilo inglés donde se pueden ver faisanes y pavos reales blancos paseando entre plantas exóticas.
El Palacio Borromeo, del siglo XVIII, parece sacado de un cuento de hadas. Esta isla es un lugar encantador, diría casi irreal, de cuento.
Isola Bella mide 400 metros de ancho por 320 de largo.
Es una isla con un jardín de ensueño. Carlos III, de los Borromeo, construyó un palacio suntuoso y exquisito en honor a su esposa Isabella (¡ah el amor!) y la bautizó Isola Bella.
Pasear entre los canteros de bellos colores, pavos reales, cascadas, esculturas y el hermoso color del lago cautivante hace imposible no quedar extasiado.
Isola dei Pescatori, de 100 metros de ancho por 350 de largo, es la única habitada por 35 pobladores.
Tiene un pequeño pueblo con casas de particulares características, de más de un piso y largos balcones donde secan el pescado y las redes.
Las estrechas callejuelas, con altares de la virgen por todos lados, una placita y la calle principal que bordea el lago donde la circulación es solo peatonal, hacen que parezca un cuadro.
La isla San Giovanni es la más pequeña, con una Villa que perteneció al director Arturo Toscanini.
Estacionamos (estaba con mis primas) en la calle de la costa, frente al impresionante Grand Hotel des Illes Borromees, construido en el año 1863.
Algo digno de verse; llovía y les dije que entráramos. La respuesta: ¡»ma, non si puo!” (¡No se puede!). Me hizo acordar a mi amiga de Munich, que tenía las mismas reacciones. Estos italianos del norte son muy similares a los sajones.
Entré, busqué donde estaba el bar y le dije al mozo que quería tomar un café. Me contestó, «si accomodi, prego» (tome asiento por favor). Salí para llamarlas para que pudieran disfrutar de algo que no habían visto en todos los años que llevan viviendo cerca.
La atmósfera del lugar es algo como volver al tiempo de la «belle epoque»: arañas enormes, estatuas de bronce, alfombras rojas y doradas, sillones de terciopelo de distintos colores según los ambientes. Nos sentamos en un sillón circular de color turquesa. El mozo, de guantes blancos, nos trajo el café en una bandeja de plata. La vajilla era de porcelana inglesa y también había unas masitas. Los 3 cafés 5€, fuimos al baño (ir a un baño público cuesta 1 €). Al llegar al baño parecía estar en Pompeya, el ante baño de forma circular tenía asientos alrededor y estaba todo recubierto de mayólicas y estatuas con motivos pompeyanos.
Si van a Stressa por favor entren a ver tanta grandiosidad.
Seguimos caminando y pasamos delante de otro hotel del mismo estilo y época: el Regina Palace Hotel.
Del mismo estilo del anterior, pero algo más contemporáneo. Por supuesto entré a verlo. ¡Sola!
A pocas cuadras está el centro del pueblo. Es muy lindo, con sus calles estrechas (la mayoría peatonales) y la edificación alpina. Su particularidad es que está en el llano, las montañas están como conteniéndolo y evitando que se escape.
La oferta para comer es enorme y hay varias plazas. Almorzamos en una de ellas, Piazza Cardona, rodeada de negocios y bares. El restaurante Al Buscion, tenía las mesas afuera. Pedimos una selección de quesos locales y panes con semillas. Mis primas tomaron agua, yo Campari.
Dando vueltas antes de irnos llegamos frente al embarcadero, donde tomamos café en el bar más antiguo del pueblo, del año 1854, el Cafe Bolongaro, mi prima Antonietta.
Es un placer haber comido bien y no tener que manejar. Ahora a seguir viaje a Domodossola.