Desde Pienza, donde estábamos alojados, fuimos a Montepulciano, a almorzar y después recorrer la ciudad, aunque era algo tarde igual decidimos ir a Lucignano a 24 km, ya que sería la única posibilidad de ver el Árbol del Amor Eterno o el Árbol de Oro o Árbol de la Vida, nombres que fue adquiriendo con los años, del que yo había leído algo.
Lucignano está edificado sobre una colina que domina la Valdichiana, este bello pueblo medieval construido de forma elíptica dentro de las murallas que están muy bien conservadas al igual que todo el borgo. Sus casas y edificios son un hermoso exponente de la arquitectura medieval de los siglos XII y XVI.
Durante siglos se lo disputaron Florencia, Siena, Perugia y Arezzo, sufriendo las consecuencias de esas continuas luchas.
Bajo el gobierno de Siena se completó el diseño de la ciudad con las murallas, el fuerte y las tres puertas de acceso que son la Porta San Giovanni, Porta San Giusto y Porta Murata.
El nombre aparentemente deriva del cónsul romano Licinio y se conoció como Lucinianum. Tiene una población de 3585 habitantes.
Es relajante y tranquilo pasear por sus silenciosas calles que van ascendiendo hasta llegar al centro de la ciudad donde se encuentra la iglesia de San Francisco, que data entre los años 1200 y 1300, tiene una hermosa fachada románica con rayas blancas y grises, un portal gótico y un rosetón.
Al lado de la iglesia, pero algo más elevado se encuentra el Palazzo Pretorio o Palazzo Comunale, en la Piazza del Tribunale 22, ahora sede del museo. Se supone que el edificio fue construido a fines del siglo XIII, reestructurado sucesivas veces y en el año 1353 lo hicieron los florentinos.
En su fachada se pueden ver varios escudos heráldicos de los distintos podestá que tuvo la ciudad. En uno de sus lados tiene un reloj mecánico del año 1730, diseño del artista romano Antonio Giacchei, para reemplazar a uno anterior, en el cuadrante tiene números romanos colocados directamente sobre la piedra. Tiene un gran campanario con una sola campana, que durante siglos fue la manera de comunicación para las reuniones de las autoridades.
El Árbol de Oro, se encuentra en el Museo Comunale de la ciudad. Es un relicario único en su tipo con forma de árbol. Hecho en cobre recubierto en oro y plata, adornado con esmaltes, cristales, coral, y pequeñas hojas de vid y cajitas como relicarios que contenían reliquias (muchas están perdidas), coronado con una cruz. Cada elemento usado tiene su significado, el coral por la sangre de Cristo, las seis ramas de cada lado los doce apóstoles, el pelicán sobre la cruz picoteando su pecho para alimentar a sus crias, simboliza la muerte de Cristo por los hombres.
Esta obra es un gran trabajo de orfebrería realizada por Ugolino da Vieri y Gabriello D’Antonio, fue un pedido de los monjes franciscanos, a los orfebres de Arezzo y luego los de Siena. La obra se llevó a cabo entre los años 1438 y 1479, durante 121 años. Sus medidas son inusuales mide 2,60 metros de alto.
Elemire Zolla (escritor, filósofo y estudiosos de las religiones) en su libro “Verita secrete esposite in evidenza»dice «que es un incomparable himno a la alegría y a la luz», y el lugar donde se guarda lo llama “la cámara de las maravillas” o “habitación encantada”. No se puede expresar mejor la sensación que produce su vista.
Está ubicado en el centro de una sala, protegido dentro de un enorme estuche de cristal. Los enamorados lo consideran un amuleto de buena suerte y vienen aquí a jurarse amor eterno.
Es algo muy hermoso para ver, teníamos media hora y dedique ese tiempo para admirando. Uno queda atrapado en tanto brillo, la rareza del objeto y la armonía del conjunto.
El museo tiene hermosas salas con muy bellos e instructivos frescos.
Estaba oscureciendo y de la ciudad no vimos mucho, solo las callecitas que rodean la plaza, un bar y algunos negocios con productos locales. Si tomamos un rico helado en la heladería con un nombre de cuento, C’era una Volta, (Había una vez) en Vía Rossini 20.
Me prometí volver, porque es un pueblo con todo lo tradicional, gente amable, bella arquitectura, buena comida, historia y tranquilidad.