A 12 km de Palermo se encuentra Monreale, construida sobre el monte Mons Regalis, lugar de caza de los reyes normandos con una hermosa vista a la llamada Conca D’Oro, así llamado el llano con las plantaciones de cítricos, su nombre se debe al color de las mandarinas y naranjos que tienen reflejos dorados.
La Catedral de Santa María la Nova, su interior es de una belleza exuberante que no condice con la sobriedad exterior, salvo las puertas de bronce realizadas por Bonano da Pisa (arquitecto que construyó la Torre di Pisa) en el año 1186. Estas puertas tienen escenas del antiguo y nuevo testamento en 46 paneles. El ábside de diseño árabe normando.
El origen de Monreale no está claro, pero todo indica que fueron los árabes los primeros en asentarse en el lugar. Pero fue en el Siglo XII durante el periodo normando cuando llego a su esplendor. Había sido elegido como lugar de descanso de reyes y guerreros.
Sobre la elevación del Mons Regalis Guillermo II mando construir en el año 1174 una de las catedrales más hermosas de Europa.
Queriendo congraciarse con el papado financió las obras de la magnífica catedral, que duraron tan solo 10 años, siendo en ese momento la construcción normanda más importante de Europa.
La catedral dedicada a Santa Maria la Nuova, no tiene un estilo definido, une elementos de la arquitectura normanda y los árabes con sus mosaicos, las torres de la entrada no tienen la forma original, debido a que una fue abatida por un rayo.
Una vez en el interior, los ojos quedan deslumbrados por el brillo y la monumentalidad de sus paredes cubiertas de mosaicos dorados. Se necesitaron 2200 kg de oro, para cubrir una superficie de 6000metros cuadrados.
Para los trabajos se recurrió a artistas, sicilianos, griegos, venecianos y bizantinos.
Los decorados son escenas de la creación hasta la Pasión de Cristo. En el ábside reinando en el recinto un Cristo Pantocrátor maravilloso, con algo de similitud al de la catedral de Cefalú.
En las capillas laterales están las tumbas de los reyes Guillermo I y II, de Margarita la mujer de Guillermo I y sus hijos.
Son algo maravilloso los pisos cual, si fuera una alfombra persa, cubriendo absolutamente todo el interior. Los mosaicos son de distintos colores, formas y dibujos de estilo morisco.
En este dibujo se puede ver la diversidad de dibujos, colorido e imaginar la belleza de los mosaicos.
Se puede acceder al techo subiendo 180 escalones y la vista a los claustros es magnífica.
El claustro benedictino es delicioso, mide 47 metros de lado, y es una obra maestra de la arquitectura, se ingresa desde fuera de la catedral, desde la plaza Guillermo II, y es parte del monasterio benedictino. Los pórticos contienen 228 columnas, siendo dos las columnas por cada capitel románico del siglo XII. Están muy decoradas, todas con motivos diferentes, nuestros ojos se pierden en la infinidad de figuras que las adornan. Se mezclan escenas religiosas y paganas, mitología e historia.
Desde el claustro se puede llegar al Jardín del Belvedere desde donde se tiene una hermosa vista sobre el Valle del Oreto y la Conca D’Oro.
Es difícil ante tanta belleza, armonía y sobre todo delicadeza a pesar de la monumentalidad del lugar expresar y detallar lo que tenemos ante nuestros ojos. Pienso lo afortunada que soy pudiendo ver la belleza que los hombres crearon.
El mayor punto de interés de Monreale es su catedral y claustro. La ciudad es casi provinciana, en las dos plazas la plaza Guillermo II, donde se encuentra el Duomo y la plaza Vittorio Emanuele, es muy frecuente ver a los habitantes saludarse, charlar con el verdulero o con el policía, el ritmo es tranquilo y descansado.
Debo reconocer que salvo pasear por las plazas no vi demasiado aquí, sin embargo, era demasiado lo que vimos.
Monreale tiene una de las más hermosas catedrales bizantinas. Si están en Palermo no dejen de ir, se los recomiendo.
La UNESCO en el año 2010 la nombro patrimonio de la humanidad.