NORCIA – Umbria

Estuve en Norcia en mayo de 2016, antes del terrible terremoto que destruyó todo el centro histórico y gran parte del pueblo.
Escribo esto con gran pesar porque mucho de lo que vi ya no está y tardará un tiempo en reconstruirse.
Ahora he vuelto en el año 2018, con mi marido, que no conocía está zona y se ve como esta en vías de recuperación.

Desde Izzalini a Norcia hay 57 km y el tiempo de viaje 2 horas. Durante más de media hora de camino de 22 km todos en subida y tantas curvas que estaba mareada y se me taparon los oídos. Por suerte luego se hizo más llano y transcurre por un valle profundo excavado por el rio Nera y los montes Sibillini cubiertos de árboles (todavía no sé qué son, parecen frutales) de flores blancas y otros desde el rosado al casi violeta, una fiesta para los sentidos.  El paisaje es hermoso, siguen las curvas, las colinas todas verdes salpicadas en las cimas por pequeños pueblos de tejas color terracota.

Norcia es famosa por las trufas, salchichas, salames y jamones. Es una de las capitales culinarias de Italia.
Era domingo y había bastante gente recorrí el Borgo que es muy chico y fui a buscar el restaurante recomendado » Ristorante Granaio del Monte» existe desde el año 1850, ya que el motivo de venir era ir a comer. Comí taglatelle al ragú di cinghiale, después higaditos de cerdo envueltos en crepine con papas al horno, hacía tiempo que no los había comido, estaban riquísimos. No iba a dejar el postre que es una especialidad de Norcia, ricota batida muy delicada, con miel, rociada con chocolate, delicioso. Y vino de Montefalco. Un poema todo el almuerzo, lastima me queda algo lejos.

Por supuesto fuimos a almorzar al mismo restaurante Il Granaio del Monte, nos propusieron que fuéramos a una sala que tenía una chimenea y a la vista la cocina. Yo repetí el menú de la vez anterior.
Ya terminando se acercó una señora, se presentó diciendo que era la dueña y bromeando dijo que ella lavaba los platos y ordenaba el salón, su nombre Ana Bianconi  nos preguntó de dónde éramos y allí nomas me dijo «hagamos business».
Me contó que tienen cuatro hoteles, nos hizo conocer el «Relais  Palazzo Seneca», precioso, casi me quedo.
Estaba en todo, mientras hablaba conmigo daba órdenes a las empleadas de la recepción, y si se iba algún comensal se acercaba a saludarlo. En realidad, vino a la mesa para saber por qué había dejado una brusqueta.

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La historia de estos pequeños enclaves es riquísima, vasta e interesante, que es casi imposible conocerla toda. La de Norcia se remonta a la conquista de los romanos al comienzo del siglo III a C, luego la invasión de los godos y después los longobardos, además de las luchas que tenían con sus vecinos.
Como otros borgos medievales tiene toda la muralla intacta y varias puertas para entrar, todas se dirigen a la Piazza San Benedetto, donde está la iglesia de San Benedeto con un pórtico del siglo XIV, con estatuas del santo y de su hermana Santa Escolástica. Norcia es la cuna de San Benedetto.
A la izquierda de la iglesia se encuentra el Palazzo Comunale (municipio). Construcción del siglo XIV, con una escalinata, una galería de cuatro arcos y un campanario.

Del otro lado de la plaza se encuentra la Castellina,construida en el año 1554, era una fortaleza papal diseñada por Vignola. De planta cuadrada con bastiones en sus esquinas.

También en la plaza se encuentra la iglesia de San Francisco del siglo XVI, con un portón de forma ojival, con una decoración de contraste de colores de los materiales, rosa y blanco. En el frente un hermoso rosetón gótico.

En otra de las esquinas está el Duomo de Sant Maria Argentea de origen muy antiguo construido entre los años 1556/1570 en estilo renacentista. En su interior conserva varios frescos del siglo XVI.

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La iglesia de San Agostino, en la Vía Anicia tiene hermosos frescos del siglo XVI. Un poco más adelante encontramos el antiguo oratorio agustiniano en la iglesia de San Agostinuccio, muy pequeña y despojada, aproximadamente del siglo XV, conserva un hermoso cielorraso cassetonado dorado y un crucifijo sobre el altar.

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La atracción de esta ciudad son las llamadas “norcinerias”, establecimientos que se han especializado en la elaboración de la carne de cerdo.
Casi todos los locales en su entrada tienen una cabeza de jabalí, salames y los productos que promocionan. Muy conocido es el jamón local llamado “culatello”, al que no me pude resistir, de manera que compré para llevar, además de la ricota local, queso de oveja, pan casero y cerezas que están en todo su esplendor. En este país es imposible hacer dieta.

Norcia Fiambreria

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Los italianos son amantes del turismo gastronómico, y suelen hacer kilómetros para ir a buscar un determinado producto, restaurante o cantina.
Con las provisiones algo más de las necesarias, es que emprendimos el regreso a Izzalini.