A Verona había venido por lo menos en tres oportunidades desde diferentes lugares. En esta oportunidad estaba muy cerca, en el Lago di Garda. Por eso vine en tren, que llega rapidísimo y desde allí es muy fácil llegar al casco antiguo.
Si a Roma se la llama «la ciudad eterna», o a Venezia «la ciudad más romántica», Verona, indiscutiblemente se ha ganado el título de «la ciudad del amor y de los enamorados». ¡Quién no recuerda a los Montesco y Capuletos, y a Romeo y Julieta y su amor desesperado!
Llegué temprano, la ciudad estaba llenísima de gente, y era por suerte un hermoso día.
Les recomiendo que cuando decidan visitar estas ciudades icónicas, no lo hagan en días feriados y si pueden eviten los meses de julio y agosto, aunque para Italia ya no existe baja y alta temporada.
En la Plaza Bra se encuentra la hermosa Arena di Verona, famosa por ser desde el año 1913 utilizada como teatro lírico por su excepcional acústica. Obviamente, es de época romana, del año 30 de nuestra era. Tiene lugar para 30.000 mil espectadores. ¡Estos romanos hacían todo a lo grande!.
Yo tuve el gran placer de disfrutar (hace unos años) de dos óperas: Madame Butterfly y Carmen. Es un espectáculo que bien vale lo que cuesta. Noche de cielo límpido después de una lluvia y luna llena. Cantaba Placido Domingo. Bellísimo y digno de verse al menos una vez en la vida (si se puede).
Desde allí por Vía Mazzini hasta Via Cappello y la Vía Stella se llega a la Casa de Julieta, que es un palacio de la época medieval delicioso. Me asomé y recordé como era el lugar y como me había sacado unas fotos tocando uno de los pechos de la estatua de Julieta (que está en el jardín) y otra en el balcón. Qué tiempos aquellos en que no había nadie.
Volviendo sobre Via Cappello se llega a la Piazza delle Erbe que es el lugar del antiguo foro romano que en esa época era el centro político y económico. Con el pasar del tiempo los edificios romanos se reemplazaron por medievales, que son los que vemos hoy.
En uno de los lados de la plaza está la Domus Dei Mercanti, es un hermoso edificio medieval que fue construido en el año 1210 siendo construida en madera, recién en el año 1301 se la construyo de ladrillos, hoy en día en un banco. En el otro lado el Palazzo del Comune o Palazzo della Ragione.
La plaza esta poblada de restaurantes y bares y de gente, tomé un rico Apperol y luego mi infaltable macchiato.
Ya saben que nada mejor que haber repuesto fuerzas para seguir el paseo.
Detrás de la Piazza delle Erbe se accede al magnífico Palazzo della Ragione, cuya construcción se inició en el año 1193 con su hermosa Torre Dei Lamberti y la magnífica Scala Della Ragione, en el patio interior en mármol rojo Verona. En el año 1779 se colocó el reloj en la torre en el lado de la plaza. Este palacio sufrió infinidad de modificaciones ya sea por ampliación o por restauración.
Pasando por la Piazza Dei Singori hasta el Corso Sant’ Anastasia se llega a la Iglesia de Sant’ Anastasia, maravillosamente cubierta de frescos, de origen medieval y estilo gótico. Se comenzó su construcción en el año 1290 y nunca fue terminada.
En el costado izquierdo de la Iglesia de Santa Anastasia se encuentra una iglesia del siglo XIII, San Giorgetto, de ladrillos rojos de muy sencilla arquitectura.
Por Vía Massolongo y Vía Duomo se llega a la plaza del Duomo di Santa María Matricolare, construido sobre dos iglesias paleo-cristianas que se derrumbaron en el año 1117 debido a un terremoto. Fue reconstruida en estilo románico y el interior, de aspecto contemporáneo, se debe a múltiples modificaciones exteriores.
El campanario nunca se terminó.
Estaba muerta de cansancio y quería ver el Ponte di Pietra o Ponte Vecchio, al que se puede llegar por detrás del Duomo. Es un puente romano sobre el rio Adige, que remplazó a uno anterior de madera. Este es el único que queda en pie de los siete puentes que hubo en Verona. Está formado por cinco arcos, mide 95 metros por 4 metros de ancho.
Volví a la Plaza Bra, por una de las calles internas donde había poca gente, buscando un bar para tomar algo fresco y un café y descansar de ese largo día. En los momentos de descanso, rodeada de edificios y monumentos de los años 1000 – 1200 me parece increíble que América aún no figuraba en los mapas. Mi sugerencia es que cuando hay mucha gente no vayan con la corriente, tomen las calles aledañas que suelen estar casi desiertas.
Me desvié un poco para desde lejos divisar el Ponte Nuovo.
Me quedé a cenar en el restaurante del hermoso hotel Acquadolce, donde me alojaba y donde se comía muy bien.