MONTALTO DI CASTRO – Lazio

Dejé Castiglione della Pescaia y puse mi GPS rumbo a Roma donde me esperaría mi prima para devolver el auto. Son unos 220 km y se tarda 2,30.
La ruta hasta Orbetello es angosta y llena de camiones que van a mil. Hay muchos pueblos sobre las colinas, Montalto di Castro está a 100 km. Me pareció por la hora que podía ir y almorzar allí y de paso dar una vuelta.

En una rotonda había un policía muy bien vestido con guantes blancos, dirigiendo el tráfico, pare y le pregunte como ir al centro, donde se podía estacionar, y si había algún restaurante. Me contesto que doblara en la rotonda, que siguiera derecho, en el medio de la calle encontraría una planta de olivo, y que a la izquierda había un buen restaurante. De verdad parecía bueno, pero estaba cerrado. Mirando alrededor vi unas mesitas en la vereda y fui a ver. La primera impresión no me dio ganas de entrar, pero considerando la hora y lo desierto del pueblo cambie de idea. Osteria e Cucina La Torre, en vía Garibaldi 22, era una casa y tenía unas seis mesas, solo había un comensal que se estaba yendo. Muy amable la Sra. me explico lo que había ese día. Mientras se ocuparon dos mesas de hombres solos.
Elegí spaghetti alle vongole, las trajo el chef, todo un personaje, y me pregunto si quería que le pusiera bottarga (son huevos de pescado disecados), que el mismo la rallaba sobre los fideos, quedaron muy sabrosos, luego panna cotta con frutos rojos. Mientras comía el postre a la mesa de al lado le trajo algo que no podía distinguir, entonces le pregunté que era, me dice «es un poco de la pasta e fagioli para que la prueben, pero a usted no se la traje porque estaba con el postre». Fue lo que eligieron y parece que estaba muy buena.

Montalto di Castro almuerzo

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Al escuchar mi acento me pregunto de donde era.  Me dice que suerte que tiene de vivir en la Argentina, allá si viven bien. Le digo que no tenía idea, que ellos son los que viven bien y no se dan cuenta. A esta altura se habían unido a la charla los otros tres comensales, mientras todos tomábamos café y un licor invitación del chef y dueño del local, que se sentó con también.

Les dije que los italianos tienen como deporte nacional la queja, se reían de mi comentario, pero reconocieron que era cierto.

Di una vuelta en el borgo dentro de la muralla que tiene un diseño urbanístico bien organizado, con varias plazas, miradores a la campiña, iglesias, una torre y un palacio renacentista. Nadie en las calles.
Este no es un pueblo muy turístico, es simpático y me imagino que en temporada con los bares y restaurantes abiertos debe tener otro aspecto.

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Hice los 100 km que me faltaban, muy rápido y sin inconvenientes, hasta donde debía dejar el auto. Las veces anteriores me había perdido.
En este recorrido hice 2300 km, más los 1700 aproximadamente del recorrido anterior, sin ningún problema, disfrutando el manejo, el paisaje y todas las bellezas de esta hermosa tierra.
Cuando viajan si tienen tiempo anímense a ver y descubrir lugares que no estaban en su recorrido. Siempre serán sorprendidos si es que tienen ánimo de aventura.
En el 2019 volviendo de Grosseto Roma, la ruta pasa por Montalto di Castro, me hice tiempo para ir a almorzar a la Osteria e Cucina la Torre, porque se come realmente bien y en esta oportunidad miren:

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Montalto di Castro 2 (2)

Los dos platos deliciosos, tome dos cafés para seguir viaje, jaja.
Como decía un cómico italiano  «ahora si podemos razonar», yo ya podía manejar.