Octubre 2018
Veníamos desde Austria y el primer pueblo italiano cruzando la frontera es San Cándido. Para llegar al Lago di Braies hay 21 km y se tarda 24 minutos. Nuestro hotel Gasthof Huber, queda en Braies di Dentro, que está a 1220 metros de altura y tiene una población de 140 habitantes. Una maravilla.
Ni bien llegamos, la Sra. que nos recibió fue muy amable ya que nos cambió a un cuarto con balcón y una vista espectacular. Dejamos el equipaje en el hotel. que está en el centro del minúsculo pueblo. Típico hotel de montaña, cuartos agradables el nuestro con balcón con una vista de ensueño a las Dolomiti y a la iglesia.
Yo tenía prisa por ver ese lago tan famoso, así que allá fuimos, queda a solo a 5 km desde el pueblo.
Desde hace unos cuatro años, cuando se filmó una serie televisiva, todos los italianos lo descubrieron y parece ser el único lugar al que van. Era ya la tardecita, pero había mucha gente dando vueltas, decidimos volver al día siguiente, domingo.
El hotel tiene un muy buen restaurante y en la montaña resulta muy cómodo. Las cenas, todas las noches cambian el menú, y nosotras probamos todo, porque fueron deliciosas, y ni les cuento los postres. No los quiero apabullar con más fotos para que no salgan corriendo a la cocina. De verdad muy bueno el restaurante con platos muy creativos y sabrosos.
Domingo, llegamos al lago tipo 10,30 y la cola para el estacionamiento era de más de tres cuadras, así que allí mismo di la vuelta y enfilé para el lago Monguelfo que está muy cerca y que también es precioso y donde no había nadie. Nos quedamos en la terraza del Seehof Hotel que mira al lago tomando un jugo, porque había que seguir camino.
Luego fuimos hacia Anterselva, paramos a sacar foto en Anterselva di Mezzo, que estaba todo el pueblo florido. Seguimos hasta Prato Piazza que está a 2000 metros de altura con vista a las Dolomiti, al Monte Cristallo y Croda Rossa.
Desde allí salen una gran cantidad de senderos para caminatas, nosotras hicimos una de 20 minutos a Malga Stolla. Después tomamos un café con ese telón de fondo. Los ojos no tienen descanso en este lugar, son como una máquina de fotos automática. Y ya los debo haber cansado diciéndoles que me enamore de estas montañas, robaron mi corazón.
De regreso tomamos el camino al Passo Stalle que lleva al límite con Austria. Llegamos hasta el Paso, pero decidimos volvernos porque es de una sola mano y había que esperar bastante. De regreso paramos en el Lago di Anterselva. Que se encuentra a 1642 metros de altura, pequeño pero hermoso, casi tan lindo como el de Braies, aquí tomamos un aperitivo, en la terraza del Hotel Seehaus.
Creo que ya les conté alguna leyenda de las tantas que abundan en la zona del Trentino, ahora les contaré la de este lago. Dice la leyenda que un día un pordiosero le pidió una ayuda a tres campesinos del lugar, pero estos se la negaron. Al irse les dijo que en tres días detrás de sus casas surgiría un manantial. No le dieron importancia, pero a los tres días un torrente arrasó el lugar y se formó este lago. Todos estos pueblos y lugares no distan más que 15 a 20 km entre sí, por caminos muy buenos con paisajes de ensueño.
Siendo lunes decidimos ir al Lago di Braies, a eso había venido. Eran las 10 de la mañana, estaba algo nublando, por suerte, porque la caminata alrededor del lago es larga y bastante en subida. Tardamos una hora y media, pero valió la pena. Los colores del lago y el verde de la vegetación son una cosa esplendorosa. El lago con el entorno de las Dolomiti es algo magnifico.
Frente al lago hay un hotel precioso, descansamos un rato y tomamos un macchiato.
Desde allí fuimos al lago Misurina pasando por el Passo Tre Croci, el tiempo estaba feo y amenazaba lluvia. Para regresar tomamos el camino que pasa por Cortina D’Ampezzo. Cuando llegamos empezó a llover así que entramos al bar del Hotel Ancora. Decoración de estilo francés con influencia de montaña. De Cortina solo vimos la cortina de agua. Una pena para Eleonora que nunca había estado. Bueno si, vimos el Monte Cristallo que es el distintivo de Cortina como le Cinque Torri.
A pesar de la lluvia el camino sigue siendo hermoso.
Al día siguiente íbamos a Treviso, llame a la propietaria del departamento que había reservado y pagado por AIRB&B y me dice que hacía más de un mes que habían cancelado la reserva y que me habían avisado. Se imaginan que grata noticia. Difícil comunicarme porque no atendían. Fuimos a cenar y mañana veríamos.
Después de desayunar, que no les dije que, el desayuno era fantástico, mezcla de italiano y nórdico, es decir un buen equilibrio entre lo dulce y lo salado, amén del cappuccino que adoro. Saludamos a los dueños y empleados que habían sido muy cálidos y amables, puse la dirección en el GPS y allá fuimos a la aventura. En la ruta, con el día despejado nos despedimos de las hermosas montañas, a las que les prometí que volveré.
Año 2025
Prometí que volvería y acá estoy para admirar a estas montañas que amo. En esta ocasión venía desde Peschiera Sul Garda que queda a 245 km. La ruta es preciosa a pesar que buena parte es autostrada, con muchos camiones y cara.
Llegue sin perderme que no es poco. La aventura es cargar nafta, encontrar alguna estación de servicio y que además no sea self service, para qué alguien te de una mano, ya que cada máquina es diferente, o que no estén almorzando y que te entiendan en italiano, acá parece estar en Alemania. Por fin uno señor se apiadó y me ayudó.
Si lo que se busca es silencio, lentitud y paz en este entorno lo encontrarán es como un masaje al cerebro, ayuda a pensar en positivo o hasta no pensar.
Las laderas de las montañas parecen campos de golf, en este momento los brezos están floreciendo y tiñen de rosa los campos, también los crocus de distintos colores.
En esta oportunidad me quedare 4 días. Todo el valle tiene vistas hermosas, el B&B Garni Bergblick, Innerprags 2. Lo elegí porque estaba frente a un macizo bellísimo.
Después de alojarme , el día era esplendido, fui hasta el restaurante Tuscherhof , muy cerca, que tiene una terraza. No tenia nada mas que hacer que gozar del entorno con una copa de Prosecco y un tostado de fiambre y queso local. Les aseguro que nuestro ser agradece estos regalos. Lo siguiente que tenia que hacer era esperar lo hora de la cena, y en esta tierra la comida es cosa seria.
Decidí ir hasta Prato Piazza, un lugar que ya había estado, de ensueño, la ruta es bastante sinuosa y empinada además de la nieve, las vistas son increíbles. De regreso paré el auto para admirar la belleza del lugar, el silencio y la soledad.
Volví a la hora de la cena aquí lo hacen temprano. El restaurante decoración típicamente alpina, muy cálida. Primero comí canederli de speak en caldo, luego mezzelune de papas con manteca y salvia y de postre una copa de salsa de Frutos rojas. Tome una copa de Pinot Grigio.
A la mañana siguiente después del desayuno decidí ir hasta San Candido y Dobbiaco lugares que ya conocía.
Otro día hermoso, para gozar de estos paisajes, e ir a ver las Tre Cime di Lavaredo, famosas en todo el mundo y un desafío para los escaladores.
Se preguntarán porque vuelvo a lo que ya conozco, pues primero porque me gustan mucho, segundo porque se tiene otra mirada y ya no la urgencia de ver todo. La ruta es escenográfica, y esas tres moles son increíbles. El camino pasa por el Lago di Landro, que estaba todo helado, no lo había visto así en mi visita anterior.
Como iba a ir a Cortina D’Ampezzo, pase por el Lago Misurina, también parte helado y desde donde se tiene otra vista de las Tre Cime. En la ruta poco antes de Cortina en un lugar llamado Ospitale se encuentra una capilla del siglo XII donde paró a rezar el emperador Massimiliano I., todas las veces me emociona. En el hotel tome un café y me maravilló una mesa que parecía de la época de los templarios.
Desde el donde estaba fui hasta el Lago de Braies, queda 5 km. Me lleve dos sorpresas, el estacionamiento gratis, y el lago está helado. Una maravilla, mucha gente, la mayoría asiáticos y alemanes o austriacos, bueno de habla germana. Quería almorzar en el hotel, pero había una fiesta de los cazadores. Así que comí en el bistró Emmas, frente al lago, muy buena la comida, con ese paisaje que que es un cuadro. Como plato único un guiso de porotos y cerdo con papas rosti, una copa de vino tinto y el postre, strudel con salsa de vainilla lo comí afuera frente al lago y la capilla.
Me quede admirando, dando una vuelta y escuchando a una orquesta que tocaban música típica de los Alpes que animaba la fiesta.
Esa noche volví al restaurante a cenar, me aconsejaron una sopa de verduras, rica y luego una cotoletta ( milanesa de cerdo enorme) con papas fritas. Ya se no digan nada. Y de postre strudel, una copa de vino tinto. Y a dormir.
Los desayunos en el BB son muy buenos y hay de todo. Hoy es mi último día aquí voy a ir a Sappada, que queda a 68 km, donde ya había estado, pero quería recorrerla un poco mas ya que me había gustado mucho su historia.
La ruta pasa por Dobbiaco y por Sesto, y varios centros de ski. El paisaje es precioso, de manera que tarde mucho más en llegar porque paraba a cada rato.
Volví tarde. Mañana deje este paraíso donde me quedaría a vivir, para ir a Risano, muy cerca de Udine.