Desde Treviso fuimos a Castelfranco Veneto. Quedaba muy cerca, 26 km, pero nos perdimos igual.
El borgo medieval es muy chico y se recorre en un santiamén. Tiene una planta cuadrangular y sus hermosas murallas de ladrillos rojos, de 17 metros de altura, con sus cuatro baluartes que están intactas, a pesar que han sido abatidas en partes.
La construcción del castillo se inició entre los años 1195-1199. Está rodeada por un parque de hermosos árboles y un foso con agua.
Fue una ciudad dedicada al comercio desde sus orígenes, ya que está situada en un punto estratégico de las rutas que unían Venezia , Alemania y Francia.
Castelfranco Veneto es conocida por ser la ciudad natal del famoso pintor Giorgione.
Una de las vías de ingreso al casco histórico es a través una puerta debajo de la Torre Cívica, también llamada Torre Franca o Torre Davanti que desemboca en la calle principal. Actualmente la torre mide 43 metros y formaba parte de las murallas defensivas. La campana fue instalada en el año 1339 al comienzo de la dominación veneciana, mientras que el reloj con el león de San Marco es del año 1499. La fachada externa de la torre presenta el cuadrante azul del reloj coronado por el león de San Marco, signo del poder de Venezia. Fue varias veces modificada. La torre es el símbolo de la ciudad.
En el extremo opuesto de la calle se halla otra puerta llamada puerta del Musile detta della Citadella del Siglo XII. En su origen el pueblo contaba con cuatro puertas de acceso.
El Duomo edificado sobre una construcción románica de la iglesia de Santa María Assunta a la que abatieron para poder construir el nuevo Duomo que fue dedicado a San Libérale, es de estilo neoclásico, inspirado en las obras de Palladio, fue terminado en el año 1745. En él se encuentra una de las obras maestras de Giorgione, la Pala di Castelfranco, es una hermosa imagen de la Virgen y el Niño. Realizada en el año 1502 por pedido de la familia Costanzo.
A un costado de la catedral se encuentra la casa natal Giorgione ahora museo, del que quedan pocas obras y aquí se conserva el Friso de las Artes Liberales y Mecánicas, único fresco que se le atribuye al artista.
Separada de la catedral, de ladrillos rojos está laTorre Campanaria, coronada por las típicas almenas del medievo.
En la Vía Giuseppe Garibaldi 11, hay un hermoso palacio neoclásico del siglo XVIII, donde se encuentra el Teatro Académico, terminado de construir en año 1778.
No nos íbamos a ir sin tomar un café, lo hicimos en el Café Osté en Via Garibaldi 17, en la barra como lo hacen los italianos.
Saliendo de las murallas en la escenográfica Piazza Giorgione, antes Piazza del Mercato y Loggia dei Grani, construida en el año 1603, flanqueada por elegantes palacios, se encuentra el centro social de la ciudad, con bares y restaurantes.
Estos pequeños rincones son, para los que ya visitaron las grandes ciudades muchas veces, los museos, las catedrales, los claustros y quieren sentir el sabor del tiempo detenido. En ellos la gente tiene tiempo para explicarles alguna tradición, acompañarlos si se perdieron, sugerirles algún lugar para comer. Por supuesto siempre hay alguna iglesia, museos, y todo lo que tienen las grandes ciudades, pero en espacio reducido. Como suelo repetir, anímense a recorrer lugares que nos son tan turísticos, se verán recompensados.