Desde Izzalini a Monte Castello Di Vibio hay 24 km. Es un pueblo minúsculo de 1560 habitantes con el diseño urbano al de un típico castillo medieval construido en una posición dominante sobre el valle del río Tiber. Su cercanía con Todi a 16 km hizo que fuera dominado y que fueran destruidas sus murallas. En el año 1303 Todi ayudo a reconstruirlas.
En el corazón del pueblo configurado con forma de corazón, se encuentra el Teatro della Concordia, el más chico del mundo, construido con las normas de los teatros de ópera a la italiana. Mandado construir en el año 1808, por nueve familias de buen pasar. Fue proyectado en plena época de revolución francesa, de allí el nombre de concordia que era lo que Europa estaba buscando entre los pueblos. Tiene en total 99 asientos, 37 butacas en la platea. El número nueve se debe a las 9 familias que lo ordenaron. Por eso los 9 palcos, las 9 columnas y el reloj parado a las 8,30, hora en que se reunían para los distintos eventos sociales y culturales.
En el año 1892 fue pintado por el joven hijo un pintor de Perugia Luigi Agretti de 15 años, donde en las pinturas del foyer pintó a su gato que le hacía compañía durante dos meses que tardo en terminar su trabajo, incluyendo el hermoso plafón.
Alrededor del año 1950 después de más de 40 años que estuvo cerrado por deterioro, el municipio se hizo cargo. Es una pequeña joya, no tuve oportunidad de presenciar ninguna obra ya que no era temporada. Tampoco sabía de su existencia, pero preguntando se descubren estas bellezas.
En la plaza principal Vittorio Emanuele II se halla la iglesia de los santos Filippo e Giacomo. Es una edificación neoclásica.
También en la plaza está el Bar Centrale el único que encontré medio abierto. Tiene una hermosa vista al valle y pueblos vecinos.
El pueblo muy lindo y simpático, limpísimo un solo bar y ningún restaurante, uno fuera de la muralla, eso les da la idea del tamaño. Pregunté si podría almorzar cerca, y me dijeron que en la localidad de Doglio, a 8 km. Fui hasta allá. En el único bar a orilla de la «ruta» había solo hombres. Restaurante ninguno, pero siguiendo el camino había un agroturismo «Le Grazie». Tenía muy linda vista así que pregunte si se podía comer algo. Ese algo fue tagliatelle, tacchino (pavo)al limón y ensalada, y me trajo para que probara unos zucchini rellenos como los hacia mi mamá. Todo bien casero y riquísimo, café.
De regreso me desvié un kilómetro y fui hasta el santuario de Santa María de la Consolación. Esta fuera de los muros medievales de Todi y es de estilo renacentista. Se empezó en el año 1508 y se terminó cien años después. No es seguro quien es el autor del proyecto, se le atribuye a Bramante, ya que el diseño se asemeja mucho a la basílica de San Pedro en Roma Es enorme, pero muy despojada por dentro. Fue construida como agradecimiento a la virgen por un milagro.
En el hotel, Castello Izzalini, me habían preparado el jacuzzi. El SPA está ubicado en la parte central de la torre. Muy sugestivo el ambiente, el cuarto en penumbra, varias velas prendidas, sahumerios, y espuma. Estuvo estupendo.
Después fui al bar Kairos, tomé un Campari Royal con mini brusquetas. ¡ Y buenas noches!