Está ubicado a 160 km de Roma, a 40 km de Grosseto, a 7 km de Orbetello y a 12 km de Porto Santo Stefano. En la llamada costa de plata, mira al maravilloso verde del Mar Tirreno, en el extremo sur del Monte Argentario, no lejos dela Isla de Giglio, Porto Ercole es un pueblo histórico de la MaremmaToscana. El origen de su nombre posiblemente del griego, significa “Puerto Hercules«. Porto Ercole es una pequeña y pintoresca ciudad de antigua tradición marinera.
El casco antiguo medieval es un enjambre de callecitas y de vericuetos con escaleras empinadas y los típicos arcos que unen las viviendas medievales. Se ingresa a través de la Porta Pisana, construida durante la dominación de Siena, se encuentra la torre con un reloj. En la torre hay una placa en memoria del gran pintor Michelangelo Merisi llamado Caravaggio. En 1610, exiliado por el papa, murió en Porto Ercole, cuando se encontraba en camino a Roma, y fue sepultado en la iglesia local.
Porto Ercole fue mencionado por primera vez en el año 1296, cuando Margarita Aldobrandeschi, condesa Sovana, ordenó la construcción de la Torre di Terra. Es la construcción más antigua del pueblo.
En la época de las invasiones de los sarracenos se construyeron murallas y fortalezas defensivas que le dan un marco atractivo y sugestivo sobre todo de noche cuando están iluminadas. Lamenté no estar bien para subir hasta la cima
Son interesantes para visitar las fortalezas militares que se encuentran cerca de Porte Ercole, como el Fuerte Stella y Fuerte filipo. El primero tiene una forma particular (una estrella de seis puntas) y fue construido en la segunda mitad del siglo XVI como fortificación defensiva por los gobernantes españoles. El segundo, construido en el mismo período, se construyó sobre los escombros del anterior Fuerte San Erasmo, construido en el siglo XV por el gobierno de Siena.
Aquí tienen los italianos sus casas y villas de veraneo. El puerto es una pequeña bahía de embarcaciones deportivas y pequeños pesqueros. Todo el Lungomare está rodeado de bares y restaurantes abiertos en temporada. El pueblo se trepa desde el mar sobre la ladera del cerro.
El Bi Hotel muy bien ubicado, a solo el cruce de la calle y el mar, pero nada más, no tenía un lugar para estar agradable y el cuarto muy básico.
Después del hotel de Montalcino fui demasiado abajo. Además el lugar para dejar el auto estaba ocupado así que tuve que llevarlo unos mil metros al final del muelle donde hay lugares pagos para estacionar. Para colmo yo no me sentía nada bien. Volví deje mis cosas y fui a buscar un lugar para almorzar, que en esta época ya queda poco abierto. El mes de noviembre lo toman para descanso y hacer arreglos.
Que otra cosa podía hacer que ir a almorzar. El restaurante “La Sirena”, en Vía Caravaggio 89, tenía una buena carta. Comí más de la cuenta, pero me vino bien para no tener que salir a la noche. Lo primero, un vino local bastante bueno, Cigliegiolo Maremma Toscano, la entrada de calamares no me gustó y me la cambiaron por un plato de mariscos al vino blanco que estaban buenísimos, y después, spaghetti con mejillones, y allí paré, solo un macchiato, jajaja.
Di unas vueltas por la plaza Santa Barbara, y volví al hotel porque me empecé a sentir peor. Decidí llamar a Assistcard, que fue una odisea, pésima la respuesta, recién 11 horas después todavía nadie se había contactado. Volví a llamar a la mañana y recién dos horas después llamo un médico desde Florencia. Conclusión, tengo una tos terrible, dolor de cabeza un poco de fiebre.
Desayune en el hotel, Me senté un rato en el balconcito del cuarto que tiene una vista estupenda esperando el mediodía ya que no tenía ganas de nada.
Salí para almorzar al “Ristorantino”, en Via S. Paolo 6, cerca del hotel muy buena la comida, muy lindo el local simpática atención. El menú es comida típica toscana de mar, pero con un toque moderno. Tome una copa de Sangiovese (me gusta mucho y no suele fallar) entrada una ensalada de pulpo, luego tagliatelle con frutos de mar y una crema de zucchini, y para terminar un macchiato.
Una mañana que me sentí mejor fui a un bar frente a la playa y una chica, no recuerdo con que escusa me pregunto si se podía sentar conmigo. No hablaba italiano era eslovena y tenía necesidad de hablar por qué había perdido el teléfono y a las 11 tenía que ver a los “carabinieri”.
Síntesis la acompañe, los carabinieri, no aparecieron, llame al 112, y les aseguro que parecía Argentina. No podían hacer nada porque es competencia de la policía. Ella sabía dónde estaba el teléfono porque lo habían rastreado.
Me propuso dar una vuelta con su auto, a la península y allá fuimos. Recorrimos una parte de ruta secundaria pero nada hay abierto.
Fuimos hasta Porto Santo Stefano y allí almorzamos, rico! Miren! Y una vista precisos a la bahía con su mar azul. En la Osteria La Terrazza. Tomamos un rico vino Toscano. Brigitta comió un plato de langostinos asados y ensalada, yo un plato de spaghetti alle vongole, zucchini y botarga, deliciosos.
Después fuimos a tomar un café a Orbetello cruzando la laguna, que es muy pintoresco.
Ya de noche me llevo de regreso al hotel, buscamos mi auto y lo llevé al estacionamiento del hotel y allí quedo hasta el 5-11-22.
Como se imaginarán no hice nada más que comer y dormir, por suerte el Ristorantino estaba muy cerca y se comía muy rico. Al medio día fui hacia allí. Esta vez tome una copa de Prosecco, unos ñoquis con vongole, luego un fritto misto di mare y como despedida sí comí un postre, panna cotta con frutti di bosco.. Bueno dirán, como para no engordar!
Salí del restaurante y frente a el se encuentra la iglesia San Erasmo y San Paolo della Croce, edificio moderno construido en el año 1986. Además de conocerla agradecí por haber tenido un hermoso viaje sin contratiempos.
Había decidido quedarme 6 días para descansar del viaje, de 2 meses y medio y manejado 4400 km. pero me quede 4 y fui a Anguillara Sabazia, en el Lago di Bracciano, para ya estar cerca de Roma.
Porto Ercole merece otra visita de mi parte.