Estando en Monte Sant’Angelo quería ir a San Giovanni Rotondo, porque ya había hecho parte del camino bien difícil, y desde allí son solo 25 km, el tiempo estimado es de 31 minutos. Eran las 17, y no tenía idea del camino, pero esos pocos km les aseguro que rogaba para que no viniera nadie de frente. Siempre puede haber un camino peor, será que uno se olvida, pero este es bien difícil.
Llegue tipo 18 todavía había luz, pero me llevo casi 15 minutos encontrar estacionamiento.
San Giovanni Rotondo es una pequeña ciudad en la Puglia, es la cuna de Padre Pío di Pietrelcina, monje cappuccino que vivió aquí durante 50 años. Falleció en el año 1968, a los 81 años, siendo canonizado el 16 de junio del año 2002, por el papa Juan Pablo II.
El santuario es el lugar de peregrinación más visitado en el mundo, a él llega gente de todos los rincones del mundo, como por ejemplo mi querida amiga Adriana, de Buenos Aires.
Del pueblo al que atravesé todo por el Viale Aldo Moro, vi poco y nada, algunas callecitas de la parte más antigua y las rotondas de la calle principal, porque no quería que se me hiciera de noche. Se veía una ciudad animada, mucha gente por las calles, bares, negocios.
El Santuario y la iglesia nueva quedan algo alejados de la ciudad. Es casi otro pueblo todo lo que se construyó alrededor del santuario.
El diseño de la nueva iglesia es del gran arquitecto italiano Renzo Piano, de arquitectura moderna.
Es difícil describirla, causa una enorme impresión porque está construida al final de una gran plaza de piedra blanca en declive, a un costado una fuente escalonada y olivos. En el lado opuesto un campanario de ocho campanas, muy particular y un gran crucifijo, también de piedra blanca.
El santuario, semeja a un enorme nautilo, son unas grandes alas superpuestas con el frente vidriado y decorado con coloridos motivos.
El interior no se lo puedo describir, es majestuoso, imponente y a la vez alegre, lamenté tener poco tiempo para quedarme, sola y en silencio a admirarla.
Desde el santuario y recorriendo toda la plaza se llega a la iglesia antigua dedicada a Santa Maria delle Grazie. La iglesia y el convento se iniciaron en el año 1538, fue restaurada en varias ocasiones.
Hubiera tenido que venir todo el día para recorrer todos los lugares donde vivió durante 52 años, trabajo y oró Padre Pio, las celdas, la cripta su dormitorio y todos los lugares donde recibía a los peregrinos.
La iglesia es enorme, estaba en reparación y no pude encontrar la tumba de Padre Pío y tampoco fui hasta donde estaba su huerta.
A un costado de la iglesia, cruzando Viale Padre Pio y frente al gran Piazzale Santa Maria delle Grazie hay una escultura del Padre Pío, de fondo tiene una gran escalinata donde se hace el Vía Crucis.
Se estaba haciendo tarde y no quería que se hiciera de noche porque el camino era complicado. ¡Llegue de noche!
El camino de regreso es más directo porque baja bastante rápido hasta la ruta Litoranea que va a Mattinata.
Por suerte tenía para cenar porque llegue re tarde y no tenía ganas de salir. Me quede en el balcón, la noche preciosa con la vista de las luces del golfo y de la ciudad de Bari.
Mañana será otro día de aventuras.
El desayuno muy completo en un salón precioso, blanco con las arañas de Murano de caireles color azul, que mira al mar. Tome mi riquísimo cappuccino con un pan delicioso y algunos quesos, y después rumbo a Vieste.