A Siracusa vine varias veces, en esta oportunidad fuimos desde Milazzo, donde vive mi hermana Ivana. En auto, tardamos aproximadamente tres horas en llegar.
Nos estacionaron el auto en un garage subterráneo en Ortigia, que es la isla a la que se llega a través de dos puentes: el Umbertino y el puente Santa Lucía.
El casco histórico de Siracusa es muy chico y de origen medieval. El origen del nombre parece ser fenicio, se la llamó Sirako y significaría “roca de las gaviotas”. La fundación fue en el año 734 a C.
Hicimos el recorrido turístico habitual, empezando por la fuente de Aretusa.
La leyenda de esta ninfa que formaba parte del sequito de Diana, la diosa de la caza, cuenta que después de un día de caza, fue a bañarse al río Alfeo. El río se enamoró de ella y se le presentó en forma humana. La ninfa huyó desnuda pidiendo ayuda a Diana, que la envolvió en una nube y la convirtió en un laguito a orillas del mar. Alfeo no se resignó a perderla, los dioses tuvieron piedad de él y lo volvieron a convertir en río, de manera que pudo estar nuevamente con su amada. ¿No les parecen encantadoras estas historias? Los sicilianos llaman a esta fuente, «la fuente de los papiros».
Este es el único lugar en Europa donde crece el papiro, en forma salvaje.
Al lado hay un jardín con enormes gomeros donde al atardecer se llenan de pájaros. En una de las veces que viene era el atardecer y los árboles estaban llenos de pájaros de color negro. Había un señor a la sombra y le pregunté que tipo de pájaros eran, me contestó “pájaros “, le digo, pero qué pájaros, me vuelve a decir “y pájaros “. Me causó mucha gracia sobre todo en la manera que me lo dijo.
Siguiendo el paseo por la costanera en esa misma oportunidad, un señor estaba pescando, me acerqué y le pregunté qué pescaba, me contesta “peces”, le digo que peces, me mira y me dice “peces”. La verdad que también fue muy gracioso. Habrán pensado, ¡qué le vamos a explicar, que entenderá de peces!
En esta oportunidad en la costanera no había nadie, solo algún velero que otro.
Como hacía frío, volvimos a la protección en el interior de las murallas pasando por la Porta Marina.
Por las callejuelas medievales fuimos hasta la plaza del Duomo, donde estaban fotografiando bajo la lluvia a una novia japonesa, que se estaba mojando y muriendo de frío.
Rodean la plaza de forma rectangular además de la catedral, varios bares y restaurantes, el Palacio Borgia, el palacio Episcopal y en una de sus esquinas la iglesia de Santa Lucía alla Badia, muy sencilla en la que se encuentre una hermosa pintura de Caravaggio “La sepultura de Santa Lucía” y dos crucifijos de madera del siglo XIV.
La catedral, dedicada a la Natividad de María Santíssima, está construida sobre un antiguo templo de origen griego de la diosa Atenea, en cuyo interior se pueden ver las enormes columnas y sus capiteles dóricos. El frente se reconstruyó luego del terremoto en estilo barroco-rococo.
Por Vía Roma, con lindos negocios donde seguro se encuentra algo para comprar o comer, como hicimos nosotras, en un bar muy bien decorado, Viola Bakery. Comimos unos arancini y un plato de peperonata muy rica que a la usanza de la región tenía papas.
Seguimos por Vía Roma hasta la Piazza di Archimede, que en su centro tiene una fuente enorme dedicada a la diosa Diana.
Desde la plaza por Vía della Maestranza llegamos al Belvedere San Giacomo.
El viento nos quitó las ganas de volver por la costa, las callejuelas son pintorescas y siempre hay algún palacio o monumento para apreciar, pasamos a ver el Palazzo Bellomo, edificado en el siglo XIII – XIV durante la dominación catalana, es de estilo gótico. Ahora es un museo es arte.
Dando vueltas y más vueltas, encontramos un lindo bar con muy buen café y pastelerías que además quedaba cerca del BB Aretusa Vacanze, en el Vicolo Zuccala 1.
Decidimos volver para descansar un rato e ir a cenar al restaurante al lado de BB. Osteria Mariano en Vicolo Zuccala 9. De entrada, comimos una ensalada de mariscos y salmón, luego mi hermana comió una fritura di paranza (es un frito de pescados frescos) y yo un plato de pasta con salchicha, ricotta y pecorino. Tomamos un vino blanco de la zona.
Cenamos muy bien, por suerte estábamos al lado.
Nos levantamos temprano y desayunamos en la terraza. Muy bueno el desayuno, todo muy fresco y rico.
Ni bien terminamos fuimos hasta el Castello Maniace. La fortaleza era parte de los muros defensivos de la ciudad, de época angevina, de los años 1232-1240, construido por el emperador Federico II y debe su nombre al general bizantino que asedió y tomó la ciudad en 1038. Asombrosos los mecanismos de hierro para girar los cañones.
El castillo está en restauración, la sala grande tenía unas enormes chimeneas y también tuvo en algún momento un entre piso. La historia del mismo es muy interesante, si vienen vale la pena visitarlo.
Fuimos a buscar el auto, que por suerte no era lejos, y desde allí al parque arqueológico de Neapolis. Llegamos y pusimos el auto en la calle, un señor se acercó y nos dijo que costaba 3€, pensamos que caro. Lo bueno fuse cuando volvimos. Un muchacho nos dice que habíamos estacionado en un lugar prohibido y justo debajo de la cámara, le explicamos que habíamos pagado, ¿y dónde está el recibo? Le dijimos que no nos dio nada. Dice que siempre engañan a la gente, hoy fue a nosotras.
El parque es muy extenso y con gran cantidad de monumentos importantes para la historia de la ciudad. Nosotras decidimos ver el Anfiteatro Romano construido parte en piedra y otra excavado en la roca. Fue decisión del emperador Augusto en el año 21 a C. En ël se desarrollaban espectáculos con gladiadores y animales y también espectáculos teatrales.
Desde allí fuimos hasta El Teatro Griego, mandado construir por Ierone II, para demostrar su poder y la estructura urbanística de la Neapolis de acuerdo a los principios escenográficos del momento. Esculpido en la roca siguiendo la inclinación del terreno, tenía 67 filas de escalones, podía albergar hasta 2000 espectadores. Se supone que es del siglo V a C. Siempre son sorprendentes estas obras de la antigüedad y que aún hoy persisten.
Seguimos a Le Latomie del Paradiso. Son grandiosas, espectaculares y profundas canteras donde se extraía la piedra para las construcciones, un ejemplo magnífico es la llamada Oreja de Dionisio, nombre dado por el gran pintor Caravaggio que relacionó la similitud de la entrada a una oreja.
En ella hay una acústica espectacular, y cuenta la leyenda que el tirano Dionisio encerraba a los prisioneros y escuchaba las conversaciones, porque creía que tramaban conspiraciones para traicionarlo.
El parque es enorme y muy interesante ya que tiene muchos lugares para visitar, entre ellos la necrópolis y la tumba de Arquímedes.
Fue una pena que el tiempo estuviera feo, porque nos quedaron cosas y lugares para ver, pero seguro que volveré.
Siracusa, tanto la parte antigua Ortigia como la nueva son muy lindas y además del pescado riquísimo, con el sabor del mar, también podrán saborear platos de esta cocina deliciosa.