Le dijimos adiós a Venezia con la esperanza de volver y reencontrarla.
Treviso se encuentra en la región del Veneto a 38 km de Venezia.
Treviso es como tantas de las ciudades de Italia famosas algunas por la mozzarella, otras el jamón, el parmigiano, Il lardo, y tantas otras cosas ricas, en esta es el radichio rosso di Treviso.
No teníamos idea que nos depararía, solo sabíamos que sus ñoquis y el risotto al radiquio y gorgonzola son famosos, también que es la cuna del tiramisú y el Prosecco (champagne).
Treviso fue habitada desde la edad de bronce, en el 49 a C. recibió el título de ciudad y fue llamada Tarvisium. Durante el dominio romano tuvo su mayor desarrollo. Las murallas son de esa edad, eran la defensa que tenía la república de Venezia en la época de la Serenissima, las actuales son de 1500.
Es una ciudad hecha a escala humana, donde se respira calma y serenidad. Las callecitas y vericuetos con casas y palacios antiguos hacen de ella casi una obra de arte.
La atraviesan muchos canales, sobre los cuales hay pequeños molinos que le dan un encanto particular.
Cruzando uno de ellos se encuentra el mercado del pescado, o Isola del Pesce, que es también un centro de la vida social, hay varias antiguas hosterías.
También cuenta con puentes con esclusas y sistemas de inundación.
La Piazza dei Signori es el corazón de la ciudad donde la gente se reúne para encontrarse y charlar, debe su nombre a los palacios señoriales que la rodean, el Palazzo de la Prefettura, del año 1800, la Torre Cívica del Siglo XIII y el Campanile, el Palacio del Podesta de estilo renacentista. Palazzo dei Trecento, también llamado Palazzo della Ragione estilo románico-gótico de los años 1185-1217, que fue destruido casi totalmente durante la guerra.
Desde esta plaza empieza la calle principal Vía Calmaggiore, en ella hay tiendas y palacios ricamente decorados.
La calle tiene pórticos y comunica la Piazza dei Signori con la Piazza del Duomo la majestuosa catedral dedicada a San Pedro, con sus siete cúpulas. Construida entre los siglos XI y XII, sobre una iglesia románica, luego en los siglos XV y XVI reconstruida en estilo renacentista.
El Duomo está rodeado de varias construcciones entre ellas el Baptisterio y Las Canónicas, estas se comunicaban a la Loggia dei Cavalieri por arcos medievales.
Había oído de una fuente que en la antigüedad manaba vino, pero no tenía idea donde quedaba. Resultó llamarse Fontana delle Tette, bien céntrica pero algo escondida en una placita mínima. Es un busto de mujer que sostiene sus pechos por los que manaba vino blanco por uno vino tinto por otro, eso sucedía cuando en la antigüedad el gobernador tomaba posesión de la ciudad.
Por supuesto comí los famosos ñoquis, el asado y no podía faltar el tiramisu. En Osteria Tocai, Piazzetta dei Lombardi.
Treviso nos sorprendió gratamente hay mucho para ver y disfrutar. Se las recomiendo.
2018 En esta oportunidad, veníamos desde el Lago di Braies, que queda a 168 km y se tarda 2,1/2 horas.
Nos alojamos en el Carlton Hotel, en la vía Largo Porta Altima 15, con estacionamiento, cosa muy importante en estas ciudades. Muy bien ubicado, a pocos metros de uno de los canales. El cuarto muy cómodo y el comedor muy lindo con una hermosa terraza. El desayuno muy bueno sobre todo mi adorado cappuccino.
En esta oportunidad ya sabía con qué me encontraría por eso me quedaría varios días de manera de poder gozar de la ciudad con toda tranquilidad. Por supuesto lo primero que hicimos fue ir a la Piazza dei Signori a comer algo y nos quedamos como hacen los italianos, a ver pasar el tiempo. Pero la ciudad esperaba y era obligatorio recorrer los pórticos de la Vía Calmaggiore lleno de negocios de firmas importantes, perfumerías, queserías y fiambrarías, heladerías.
Detrás del Duomo se encuentra el complejo de las canónicas, lugar destinado al monasterio y construido alrededor del año 1171, llamadas Canoniche Vecchie, ampliadas en el año 1566 fueron sede del nuevo Seminario Episcopal y llamadas Canoniche Nuove. Es un rincón muy sugestivo, parece que el tiempo se hubiera detenido.
En Vía Canoniche durante una restauración del Duomo en 1966 se encontró un mosaico del siglo IV a C., se reconocen el pez, símbolo del cristianismo y diferentes elementos como vides, pájaros.
Las calles muchas de ellas son canales y hacen de la ciudad una pequeña Venezia, menos ruidosa, sin góndolas, cruzada por puentes y puentecitos y sin tanta gente.
Es muy placentero vagar por las calles alfombradas por piedritas redondas, una especie de canto rodado, como las hacían los antiguos.
Treviso es una ciudad con un encanto particular. Se debe a que casi todo el centro es peatonal, las bicicletas son las reinas de la calle, no hay bocinazos.
Paseando alrededor de la Piazza Dei Signori, por la Calle del Podesta y Vía Barbería, en la Galleria della Strada Romana di Treviso encontramos un lugar que parecía una sala de un palacio del año 1800, lindos sillones, mesitas, cuadros, espejos y música entre clásica y años 60, Mecenate tea lounge. Nos acomodamos y tomamos un cóctel de frutas.
El dueño muy simpático nos recomendó ir a Castelfranco, queda a 20 minutos.
Fuimos al hotel a cambiarnos y volvimos a la Trattoria All ‘ Oca Bianca, en la Piazzetta Torre 7. Sirven comida local, de entrada, bacala, Tortellini, y tiramisu. Dicen que aquí fue donde se preparó por primera vez el tiramisú.
Nos sorprende caminar tarde de noche sin temor.
A la mañana siguiente fuimos hasta la Riviera Santa Margherita que bordea el río Sile seguimos hasta el puente de madera muy moderno, por el que se accede al Quartiere Latino reestructurado y a la zona de la universidad.
Obviamente nos perdimos y preguntamos más de una vez, pero eso es parte de la diversión.
Recorrimos varios de los canales, y sus puentes, algunos con antiguas ruedas de molinos, nombre con que se conoce uno de los barrios, I Mulini.
Es donde se halla la Isola del Pesce, y una de las zonas más lindas de Treviso. Vendían langostinos argentinos, que nos dijeron eran muy buenos.
Uno de los canales más pintorescos es el Buranelli, debajo de los pórticos que bordean el río Sile, hay restaurantes, salas de té, vinerías, todos tan lindos que daban ganas de quedarse en todos.
Dimos un millón de vueltas para ir a ver una muestra de Tiziano a Van Dyck, en La Casa Dei Carraresi , por la que le pasamos delante sin verla.
Nos quedamos a almorzar frente a la Isola del Pesce, en el restaurante Acquasalsa, en Via Peschiera 41. Riquísimo almuerzo, linda vista, lindo el lugar. De entrada, langostinos rebozados, y yo pasta e fagioli y vino Rose.
Detrás de la Vía San Parisio se encuentra la Piazzetta di San Parisio, estaba en el lugar donde se encontraba el claustro y el patio interno del antiguo convento de las monjas camaldolesi. En el presente la plaza es usada, en las mañanas como mercado de frutas y verdura.
Después de almorzar fuimos hasta el Vicolo Buranelli que bordea el canal para ir hasta la Piazza San Vito, donde en uno de sus lados hay un hermoso edificio medieval, pero es nuevo.
La iglesia de San Vito y Santa Lucía, cosas curiosas de tiempos pasados, están una dentro de la otra, de estilos diferentes la de San Vito es muy linda estilo gótico muy decorada, mientras que la de Santa Lucía es renacentista y algo barroca.
De regreso pasamos por la Loggia Dei Signori, lugar que servía de reunión social y Política de los ciudadanos. Como nos quedaba de paso y la hora era oportuna paramos en la Piazza Dei Signori a tomar un aperitivo.
De regreso de Castelfranco Veneto, fuimos hasta la iglesia de San Nicoló (enorme) construida por decisión del papa Benedetto XI, alrededor del año 1303, como convento dominicano. Es un ejemplo de gótico italiano.
Su interior es despojado pero bello en toda su magnitud.
Se recuperaron algunos frescos de gran tamaño como el de San Cristóforo Mártire.
Tiene un hermoso claustro.
Nos entretuvimos bastante con el señor que nos abrió a pesar que faltaba casi una hora para su apertura, ya que, al preguntarle algunas cosas, vio nuestro interés y nos llevó a ver la sacristía que está cerrada, donde había un fresco que lo habían restaurado hacía poco. Y nos dijo que saliéramos y fuéramos a ver un fresco que se hallaba en otra sala donde uno de los personajes usaba anteojos, que para la época de la pintura era una cosa extraña, y venían estudiosos de todo el mundo a verla.
Se hizo la hora de aperitivo cena, decidimos hacerlo en el restaurante Acquasalsa donde habíamos almorzado muy bien. Yo comí tallarines alle vongole y tomamos un vino rosé.
De aquí también nos despedíamos con esta rica cena. Mañana iremos a Ferrara.
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