¿A quién no le gusta el vino?
Bueno yo conozco a varios, pero son los menos y casi no cuentan, jaja.
Dicen que hay cinco motivos para tomar esta famosa bebida (no recuerdo dónde leí esto, pero me gustó):
1) Con un amigo.
2) Solo por tomarlo.
3) Sed presente.
4) Sed futura.
5) Cualquier otro motivo.
Y… ¿Quién no conoce por lo menos de nombre al “Chianti”, el vino que se hizo famoso con su botella recubierta de paja?
El vino, tal como se conoce hoy en día, es una bebida alcohólica procedente de la fermentación del zumo de uva, la cual se produce gracias a la acción de las levaduras presentes en el hollejo de las uvas. El cultivo de la vid es un proceso complejo y fascinante, y para lograr un buen vino son muchos los factores que intervienen; el más importante es la variedad de la vid, pero además: la técnica de la poda, el cuidado y el amor que ponen los cultivadores.
El nombre del vino deriva del latín vinum, que a su vez puede ser que provenga del griego oinos o del sánscrito véna.
Desde sus orígenes a hoy el vino recorrió mucho camino y se bebió aún más. Si nos remontamos a las culturas más antiguas (persas, griegos y romanos) todas ellas tenían un dios del vino: el romano Baco, que simbolizaba las fiestas conocidas como “bacanales” y el consumo del vino, o el griego Dionisio. En los frisos y grabados antiguos se ven racimos y hojas de vid y cálices para tomarlo. La historia de esta bebida es tan antigua como la humanidad y hay testimonios de China de 7000 años a. C., de Georgia 6000 a. C., Irán 5000 a.C., como también de Grecia y Sicilia.
La vid en estado salvaje se cultivaba ya desde los años 6000 y 5000 a.C. Hay indicios de que la primera cosecha fue en Sumer, en la Media Luna de las Tierras Fértiles, antigua Mesopotamia, ubicada entre los ríos Tigris y Eúfrates.
Los últimos hallazgos arqueológicos han definido a Armenia como la “patria de la uva”. Y según la leyenda, fue en la región del Monte Ararat, donde Noe, después del diluvio universal plantó las primeras vides. Entre los hebreos el ritual del vino se remonta a los tiempos bíblicos, y con el cristianismo se tornó muy importante al ser parte de la celebración de la eucaristía.
El vino se introduce en Italia alrededor del año 200 a.C. proveniente de Grecia y Asia.
Los romanos aplicaron a su elaboración practicidad y conocimiento tecnológico, y en el cultivo de la vid, comenzaron a experimentar con los injertos. Plinio el Viejo en su libro “Naturalis Historiae”, escrito en el año 77 d.C, dedica todo el libro a explicar las distintas variedades de uva de la época y cuenta que ya existían más de cien vinos distintos. También comenzaron a fabricar cubas de madera para su transporte, para las campañas de Julio Cesar a las Galias.
Los romanos celebraban todos los años la fiesta de la vendimia. Servían una bebida que apreciaban mucho que consistía en mezclar el mosto con miel y la llamaban “mulsum”. En la antigüedad a Italia se la llamaba “Enotria tellus”, la “tierra del vino”.
También aparece el viñatero, que es el antecesor del bodeguero. Los romanos apreciaban mucho los vinos blancos. Eran un símbolo de lujo y riqueza, se servía en copas de cristal en casa de los nobles y patricios. En cambio, el vino tinto se servía en las tabernas. El bodeguero era quien añadía al vino sustancias para clarificarlos. Le agregaban hierbas para proporcionarles aromas o guardaban parte de la cosecha en ánforas durante 15 o 25 años para que el vino madurase, cosa que apreciaban mucho los nobles romanos.
Estos datos se conocen debido a las excavaciones realizadas en ciudades como Pompeya y Paestum.
Se debe a los romanos la difusión de la vid en todo el Imperio, ya que la llevaron a donde llegaron con sus legiones.
A toda la Galia (Francia) y a la Germania.
Durante la edad media las tierras pasaron a ser propiedad de la iglesia y de los reyes en los castillos. Por ende, el cultivo de la vid y la producción del vino paso a mano de los monjes en los monasterios, que conservaron el conocimiento del cultivo de la vid en viñedos acotados, amurallados a los que se los llamo «clos» de esa manera se sabía la procedencia del vino.
Fue con el siglo XV y XVI, en el Renacimiento, con la invención de la imprenta por Gutemberg en el año 1448, que se difundieron los conocimientos de las obras clásicas sobre el tema del cultivo y vinificación.
En los siglos XVII (1600) y XVIII (1700) comienza una nueva etapa en la historia del vino. Se mejoraron las tecnicas de vinificación, se comenzó a utilizar botellas de vidrio y el tapón de corcho, ya que antes se tapaban con cera, lacre o yeso.
En los años 1700 se perfeccionaron las técnicas de la vinificación, y es en la zona de la Champagna (Francia) donde un monje benedictino de nombre Pierre Perignon, que por casualidad descubre cómo fabricar el champagne.
Los vinos según las zonas de Italia:
El vino para los italianos “es pasión como el amor, tradición como el almuerzo de los domingos y popular como el futbol”.
Y tienen con él una relación hedonística del placer y de los sentidos, y no tanto de conocimiento.
Se dice que en Milano se toma “spumante”, en Roma vino blanco, y en Nápoles vino tinto.
Será porque en Milano son elegantes, Roma heredó de los antiguos el gusto por el blanco y en Napóles el «rosso»por lo temperamentales.
Italia tiene una gran variedad de vinos de muy alta calidad en su territorio tan pequeño, como los vinos de la zona de Piemonte de Val di Susa, en los que los racimos se dejan en la vid hasta la primera nevada. Lo que hace que al romperse el hollejo la uva pierda el agua y se concentre el azúcar. Son vinos dulces. Se llaman Vinos de Hielo. Uno muy conocido es el Passito del Ghiaccio.
También en la zona del Piemonte, llamada Langhe, en las localidades de La Morra y Barolo, nace el famoso Nebbiolo, desde él, el Barolo y Barbaresco. En Asti el Dolcetto. Y en el Monferrato el Barbera. Esta zona tiene vinos muy valorados y dicen que al menos una vez en la vida hay que tomar alguno de los 10 más famosos. Son vinos intensos y de sabores aterciopelados. ¡Habrá que probar!
La región del Veneto es una de las más importantes productoras de vinos apreciados tanto en Italia como en el extranjero. En la zona de Verona y Lago di Garda, son muy reconocidos el Bardolino, Valpolicella y Amarone. Mientras que Treviso y Venecia es la tierra del conocido Prosecco Superiore DOCG (Denominación de Origen Controlada y Garantizada). Los italianos, cuando se refieren a este “champagne” lo llaman “le bollicine” que quiere decir: las burbujitas. El famoso de esta zona es el Franciacorta que es el rey de las burbujas.
De Liguria en la zona costera, hay vinos como los de la región de Cinque Terre, que los hace muy particulares, cultivados en terrazas sostenidas por pircas a pique sobre el mar, del que reciben su aire salobre. Se benefician con el viento, el sol y poca agua. A esos cultivos los llaman heroicos, por lo difícil de la zona y por amor con el que los cultivadores cuidan a sus vides.
Famoso es el Veranccia di Corniglia, más aún el blanco Sciacchetra, que les aconsejo lo prueben porque es muy particular.
En la zona de Umbria, un vino famoso es el Sagrantino (lo más parecido a nuestro Cabernet Sauvignon), también el Montefalco. Los dos son muy ricos, y combinan muy bien con las salsas de carne de cerdo para pastas, o carnes asadas.
Hay también vinos de zonas volcánicas, como Sicilia. Estos tienen miles de años de tradición y fueron introducidos desde Grecia. En Sicilia se produce gran cantidad de vino dulce, uno muy conocido es el Marsala, de la localidad del mismo nombre. También son conocidos: el moscatel, de la isla de Pantelleria y el Malvasía de la isla de Lipari. En la zona de Ragusa, el tinto Nero D’Avola y Frappato, la mezcla de ambos es el Cerasuola di Vittoria, delicado y elegante, que acompaña muy bien todo tipo de platos.
Otra zona de origen volcánico es Campania con el volcán Vesubio. En la zona de Avellino sobre sus laderas, donde hay aún hoy viñedos históricos, se cultiva una cepa muy antigua, es el Aglianico. Los vinos son el Fiano, Taurasi y el Greco di Tufo.
En el Cilento (sur de Salerno) se hacen vinos tintos “robustos y rosados generosos”. El Trebbiano y Greco son de esta región.
Dejé para el final la Toscana, porque esta región tiene un componente que hace de sus vinos algo único. Sus dulces colinas cubiertas de olivos, su clima suave y sus bellos y románticos borgos contribuyen a la creación de los más famosos y reconocidos vinos de todo el mundo. Por ejemplo, el Brunello de la zona de Montalcino, el Chianti Classico de la zona del Gallo Nero, el vino Nobile di Montepulciano, el Morellino di Scansano… En San Gimingnano el blanco Vernaccia (riquísimo). El que descubrí en mi último viaje y me enteré que es el más caro de los vinos italianos, el Sasiscaia, de Bolgheri. Una verdadera sorpresa en el diminuto y bellisimo borgo.
Esto es apenas un esbozo de una amante del buen vino. Hay mucho más para conocer.
Cuando viajen, en cada lugar que se encuentren, pidan el vino de la región. Todos y cada uno tienen su particularidad.
Si son amantes del vino, pues Italia es ideal para un tour. Son tantos vinos por tantas regiones, con características de perfumes, sabores, aromas y colores que seguramente saldrán algo entonados pero muy felices.
Algo muy interesante y lindo de ver son las bodegas.
Yo visité algunas de verdad magníficas, como la Cantina Antinori, en Val di Pesa, muy cerca de Siena, zona del Chianti Classico.
La arquitectura y todo el complejo son una obra de arte. El restaurante es de muy buen nivel. Uno de los vinos famosos de esta bodega es el Tignanello, que tuve la oportunidad de saborear en casa de mis primos que tenían una botella guardada para una ocasión especial y consideraron abrirla. Qué afortunada fui.
La otra que me impresionó por su arquitectura, es la Cantina Il Carapace di tenuta Castelbuono (significa caparazón y esa es la forma que vemos al acercarnos). Es una cúpula recubierta de cobre, que semeja escamas. Está ubicada en Umbria, cerca de la localidad de Bevagna, donde el rey es el Sagrantino.
Entre Grosseto y Orbetello en la Maremma Toscana, se encuentra la Tenuta dell’Ammiraglia, cuya arquitectura es sorprendente.
El famoso aquí es el Morellino di Scansano, Mormoreto tinto, Gorgona Blanco y un rose muy delicado Aurea Gran Rose.
Debajo, les comparto algunas fotos de vinos que pude disfrutar en distintos viajes (por si están alguna vez en Italia y no saben qué elegir). Salute (o Chin Chin)!
Colle Val D’Elsa Rose Toscano
Bagno Vignone
Montepuciano D’Abruzzo, Anguillara, Lazio
Botrosecco, Castiglione della Pescaia, Maremma Toscana
Montecucco Rosso, Castiglione della Pescaia, Maremma Toscana
Prosecco Doc, Mantova, Lombardia
Portico Rosso, vino delle Dolomiti, Moena, Trentino Alto Adige
Rosso di Montalcino, Montecatini Terme, Toscana
Montefalco, Montefalco, Umbria