SORRENTO – Campania

De Roma a Sorrento hay 226 km. Puse el GPS y encaré la autostrada rumbo a Nápoles destino Sorrento. Se tarda unas 3,1/2 horas porque los últimos 48 km de Nápoles a Sorrento son por la ruta de la Costiera Amalfitana y se demora una hora y minutos.

Antes de comenzar este relato, quiero dejarles un tema para que los acompañe mientras leen.

Recuerdo muy bien la primera vez que vi ese maravilloso golfo, hace muchos, muchos años, y no había problema para parar al borde de la ruta. Eso hice ahora para admirar lo que tenía delante y como algo mágico en la radio tenía la obertura de Pompa y Circunstancia, la música parecía haber sido elegida ex profeso y nunca mejor elegida como marco a tanta belleza.

Apenas pude parar unos minutos. Tenía que seguir viaje y estos tanos manejan como locos y ni les cuento por donde pasan los colectivos. En más de una ocasión tenían que retroceder porque no podían pasar. Ruta súper angosta, estacionan igual, por supuesto está prohibido, pero igual que al límite de la velocidad nadie la respeta.

Llegue lo más bien al Hotel Royal, en Vía Correale 42, sobre la costa, más bien sobre el acantilado, precioso es poco. Los jardines son hermosos, glorietas llenas de glicinas, dos piscinas, bajando unas cuantas escaleras a nivel del mar hay un solárium. Por supuesto sobre el mar porque playa no hay.

El hotel tiene dos restaurantes y bares en la terraza, dos livings enormes separados por el lobby, y varios rinconcitos más.

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El cuarto con balcón con una vista de ese hermoso golfo que corta el aliento. Se ve toda la bahía, con las islas y el Vesubio en el medio.
Los atardeceres sobre las barrancas de la ciudad, esas en las que, según la leyenda, las sirenas con su canto hacían estrellar a los navegantes embelesados. “Sirenide” sería el nombre original de Sorrento, y basta con ver esos acantilados para comprender que las ninfas marinas, si existieron, no me extraña que hubieran escogido esta bahía con vista al Vesubio como morada.
Esta tierra de gente alegre y soñadora, bañada por un mar azul, un sol radiante y el perfume de sus limones no tiene igual.

Sorrento atardecer

Fui hasta la Piazza Tasso construida en el año 1866, sobre el Vallone dei Mulini, que debe su nombre al escritor local Torquato Tasso, autor del libro Jerusalén Liberada. En el centro tiene una estatua de su patrono San Antonio.

Si caminamos unos pocos metros detrás de la plaza nos encontraremos con las ruinas de los antiguos molinos del siglo X, edificados sobre los riachos que crearon un profundo desfiladero que atraviesa la ciudad.

Sorrento Valle M

Sorrento Valle
Fui hasta Corso Italia, la calle comercial, y recorrí unas callecitas aledañas llenas de negocios del producto más popular que son los limones. En los puestos de verdura hay limones grandes como melones, y en los negocios se lo consigue en versión jabón, caramelo, licor, estampado en delantales, manteles, cerámica. Los locales se alternan entre bares, heladerías, productos típicos, joyerías, todo en un perfumado popurrí.
El licor de los licores famoso es el limoncello, que solo con estos limones lo pueden producir. Se disputan la paternidad de la fórmula junto con Capri y Amalfi.

Sorrento limones

Sorreento callecita

Sorrento calle

El coral y la marquetería son otros de los productos que se trabajan en Sorrento.
En la Vía San Cesáreo sorprenden los frescos del Siglo XIV del Sedile Dominova, donde los aristócratas del medioevo decidían sobre asuntos administrativos y políticos. Ahora bajo la gran cúpula azulejada hay un bar para jubilados.

Sorrento cupula

Sorrento Sedile

En esta región son famosos los helados, tenía que comprobarlo, la verdad muy ricos y enormes, no son caros.

Esa noche me quede a cenar en el hotel. Precioso el restaurante, todos extranjeros, una pareja de argentinos, y yo.

La comida riquísima, para esperar me trajeron una tabla con manteca saborizada en un frasquito, un mini pan de semillas, una cabeza de ajo asada, tomatitos cortados y una rodajita de lardo y jamón crudo arrollados, una ensalada de arroz y choclo en un vasito.

Sorrento Antipasto

De entrada, pulpo asado, que me lo cambiaron porque estaba duro, por una ensalada de mar. El camarero le dijo al chef que yo hablaba italiano para que venga a explicarme porque el pulpo estaba duro. Vino el chef, me explicó y para disculparse me dijo me mandaría algo especial.

Sorrento entrada

Lo que me trajo el mismo chef era un plato muy delicado, una viera de unos cinco cm. de diámetro y alta un cm, tierna y deliciosa, con otros ingredientes. Ya había pedido el plato principal spaghetti alle vongole, no lo pude terminar ya era mucho…, no pude comer postre. Tome un vino tinto local.

Sorrento Spaghetti alle vongole IMG_2640

Cuando volví al cuarto la vista era de ensueño, las luces formaban un collar continuo alrededor de la costa, ¡no daban ganas de dormir!

Sorrento de Noche

Baje a desayunar, de día se ve distinto el salón, el buffet espectacular, como siempre mucho más de lo que se puede comer. Había varios que en lugar de café tomaban champagne, sobre gustos …

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Yo tome un cappuccino que lo decoraron con un OK., ricota fresca y nada más. El mozo venía a preguntarme ¿Signora bella, tutto bene?,  ¿posso offrirle qualche altra cosa? ¡Así dan ganas de quedarse!.

Fui a sentarme un rato en la terraza y gozar de ese panorama digno de los dioses.

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A eso de las 13, salí a pasear y recorrer la ciudad, si bien no es muy grande tiene sus rinconcitos y vistas sobre la bahía divinas.

Son muy simpáticas las callecitas llenas de negocios y restaurantes alrededor de la plaza Torquato Tasso.

Sorrento plaza

Era bastante tarde. Me quedé a almorzar en el bar El Fauno de la plaza Tasso, pedí una brusquetta. Por el precio creí que sería chica, pero me trajeron cuatro rebanadas de pan enormes con tomates, albahaca y huevo duro. Pensé que no las iba a poder terminar, pero lo conseguí, junto con un San Bitter.

Sorrento aperitivo en la plaza Tasso

Esta plaza es la vidriera de la ciudad, por allí pasa todo el mundo, me quede buen rato. La agente de policía de tránsito, tiene una misión de verdad imposible, se da vuelta un segundo y alguien le estaciona un auto donde no se puede, o en 2 y 3 fila, lo cierra y se va.

Sorrento tasso

Sorrento san An

Eran más de las 16,30 y quería ver un pedazo de muro romano que quedo después que los derribaran junto con la puerta.
Aproveche para ir hasta Corso Italia 71, donde se encuentra uno de los más viejos restaurantes de Sorrento, desde el año 1868, que tiene una historia curiosa. Antonio Ercolano, había sido seminarista, que se dedicó a la cocina porque se enamoró, fundo el restaurante La Favorita.  Pero sus amigos que frecuentaban el lugar lo llamaron O’Parruchiano, que en napoletano quiere decir párroco. Tiene un menú de comida local, de pescado, y conserva parte de la antigua arquitectura.

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En Vía Della Pieta 44, está la Catedral dedicada a San Felipe y Santiago, un edificio de estilo barroco.

Sorrento iglesia A

Por la Vía San Cesáreo, paralela a Corso Italia en la iglesia de la Addolorata había una muestra de fotografía de Raffaele Celentano sobre la madre Teresa de Calcuta. La iglesia de estilo barroco toda pintada de color rosa parecía una bombonera, preciosa.

Sorrento inmacolata

Sorrento Addolorata

Había caminado un montón, estaba cansada, volví al hotel. Me di un baño de inmersión, en ese baño de reina de Saba.

Me quede en el cuarto, tenía un Bitter, fiambres, quesos y tomatitos, lo prepare y me senté en el balcón a disfrutar de la noche. Los ojos se cansan de tanta hermosura.

Sorrento de noche

Sorrento cena en el balcon!

Baje algo tarde a desayunar, el camarero me saludo con, ¿“tutto bene Signora bella? » Tomé mi cappuccino que vino decorado con el OK. Preste atención porque pensé que se lo preparaban así a todos, no, en las mesas vecinas eran corrientes.

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Había decidido ir a Napoli y me aconsejaron que fuera en el aliscafo. Pero a veces soy algo despistada, y me quedó la idea que era a las 11 h, así que salí a los piques porque había que caminar un poco para llegar a la Marina Piccola, y allí me enteré que recién a las 12 había otro. Iba a ser poco tiempo para la enorme y caótica Napoles, pero ya la conocía de manera que iría a algunos lugares que me gustan mucho, como ser tomar un café en el famoso Caffé Gambrinus.

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Desde la marina se tiene una vista espectacular en lo alto del acantilado del famoso Hotel Excelsior Victoria, que se inauguró en el año 1834 y aún pertenece a la familia Fiorentino. Se cree que allí estaban emplazadas las villas del emperador romano Augusto.

Sorrento Vista Hotel Victoria

El día anterior desde la plaza Tasso había bajado por una escalera para llegar a la calle De Maio que es la que discurre por el profundo desfiladero.

Sorrento

Para no volver a subir usé el ascensor en Marina Piccola y de paso visité la Villa Comunale di Sorrento que es una gran terraza que mira al Golfo y al balneario de Marina Piccola. Al lado de la Villa se halla un bello claustro del año 1300. Volviendo pase por la iglesia de San Antonio

Sorrento vista m p

A mi regreso de Nápoles antes  de subir al cuarto tome un aperitivo con prosecco en la terraza con vista de ensueño.

Sorrento aperitivo en la terraza del hotelIMG_2724

Baje algo tarde a tomar mi último desayuno en este lugar espectacular. Pero no me importaba ya que no comía nada, el mozo me recibió con «Buengiorno Signora bella«, y me trajo el cappuccino con el OK con chocolate.

Cuando me iba vinieron el chef, el maître y el camarero a saludarme. No es que yo fuera importante, pero la mayoría son extranjeros y además me había quedado tres días. Me hicieron prometerles que volvería. Si Dios quiere seguro que volveré.
El auto me esperaba para seguir la aventura hasta Ravello. donde me esperan amigos.
Ciao bella Sorrento